Bolivia, con los humedales más extensos del mundo
El
Atlas Socioambiental de las Tierras Bajas y Yungas de Bolivia es un
documento de 182 páginas con buenas noticias medioambientales para los
bolivianos pues, entre muchos otros datos reveladores, refiere que
nuestro país tiene el mayor área de humedales de importancia
internacional en el mundo, con 14,8 millones de hectáreas, la mayoría en
Pando, Beni, Santa Cruz y el norte de La Paz con 11,4 millones de
hectáreas, según la lista de sitios Ramsar.
El convenio de Ramsar, denominado así porque se firmó en dicha ciudad iraní el 18 de enero de 1971 y entró en vigor el 21 de diciembre de 1975, tiene como principal objetivo la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales, con la cooperación internacional, como contribución al desarrollo sostenible en el mundo.
El convenio de Ramsar, denominado así porque se firmó en dicha ciudad iraní el 18 de enero de 1971 y entró en vigor el 21 de diciembre de 1975, tiene como principal objetivo la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales, con la cooperación internacional, como contribución al desarrollo sostenible en el mundo.
Marco conceptual
El
Atlas, elaborado por la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), con
información científica compilada a lo largo de 10 años, muestra el
estudio del 70% del territorio nacional en siete departamentos, excepto
Oruro y Potosí, encuadrado en los conceptos
Presión-Estado-Respuesta-Beneficio.
En la etiqueta de Presiones se han identificado las siguientes amenazas al ecosistema: infraestructuras vial y fluvial, centros poblados, hidroeléctricas y presas, derechos forestales, derechos mineros, áreas hidrocarburíferas, quemas e incendios forestales, desforestación, uso agropecuario, cambio de la temperatura y las precipitaciones pluviales.
En la etiqueta de Presiones se han identificado las siguientes amenazas al ecosistema: infraestructuras vial y fluvial, centros poblados, hidroeléctricas y presas, derechos forestales, derechos mineros, áreas hidrocarburíferas, quemas e incendios forestales, desforestación, uso agropecuario, cambio de la temperatura y las precipitaciones pluviales.
En el apartado de Estado analiza los sistemas acuáticos, bosques y estado de conservación; en Respuestas, los humedales de importancia internacional, áreas protegidas y territorios indígenas originarios campesinos; en Beneficios, riqueza de especies, almacenamiento de carbono y disponibilidad de agua.
El tomo, enfocado en biodiversidad y medioambiente, tiene el fin de contribuir con esta base de datos para que el país cuente con información socioambiental actualizada, traducida en indicadores cartografiados para que autoridades, tomadores de decisiones y población en general conozcan el gran potencial de las tierras bajas y yungas, y se adopten respuestas para su protección, expresó Marlene Quintanilla, directora de investigación de la FAN.
Riqueza en biodiversidad
Gracias
a su riqueza de especies, flora y fauna Bolivia está entre los 15
países más megadiversos del mundo, pues cuenta con más de 20.000
especies de plantas, con más de 1.600 especies de aves, peces,
murciélagos, reptiles y anfibios.
“La contribución más importante de este documento es mirar el estado actual de los ecosistemas. Hemos mapeado este gran potencial, son más de 43 millones de hectáreas que se transforman en ecosistemas acuáticos, sobre todo en la época de lluvia.
El departamento de Beni prácticamente es un área acuática, es el de mayor potencial porque esto posibilita las funciones climáticas del país, regula las lluvias, concentra alta biodiversidad, migran aves a este sitio porque se concentran los peces por las inundaciones. Genera una cadena atrófica (transferencia de sustancias nutritivas a través de las diferentes especies de una comunidad biológica) muy importante. Es el sitio más rico en el tema de agua; Pando y parte de Santa Cruz tienen esta característica”, señaló Quintanilla.
Toda la Amazonia tiene una enorme disponibilidad de agua dulce apta para el consumo humano, para la producción ganadera y agrícola, y también para los fines ecológicos. En cambio, el Chaco registra el más alto déficit de agua y en Santa Cruz, algo que llama mucho la atención, es la Chiquitania, región con una disponibilidad de agua entre deficiente a regular, lo cual condiciona el desarrollo productivo.
En el capítulo de densidad de árboles, Bolivia cuenta con alrededor de 46 millones de hectáreas en siete tipo de bosques (se han talado 5,7 millones de hectáreas), entre ellos la Amazonia, que es la más extensa, los Yungas y el que resulta clave para Santa Cruz: el Bosque Seco Chiquitano, único en el mundo en su género, pues no existe otro similar y lamentablemente está en riesgo, según la investigadora Marlene Quintanilla.
Es alentador saber que los bosques amazónicos tienen una elevada capacidad de almacenamiento de carbono, que los árboles absorben y lo convierten en aire puro.
El estado de conservación de los ecosistemas denota que el 76% de la región está en buen estado, incluidos los territorios indígenas que son considerados barreras de protección
“La contribución más importante de este documento es mirar el estado actual de los ecosistemas. Hemos mapeado este gran potencial, son más de 43 millones de hectáreas que se transforman en ecosistemas acuáticos, sobre todo en la época de lluvia.
El departamento de Beni prácticamente es un área acuática, es el de mayor potencial porque esto posibilita las funciones climáticas del país, regula las lluvias, concentra alta biodiversidad, migran aves a este sitio porque se concentran los peces por las inundaciones. Genera una cadena atrófica (transferencia de sustancias nutritivas a través de las diferentes especies de una comunidad biológica) muy importante. Es el sitio más rico en el tema de agua; Pando y parte de Santa Cruz tienen esta característica”, señaló Quintanilla.
Toda la Amazonia tiene una enorme disponibilidad de agua dulce apta para el consumo humano, para la producción ganadera y agrícola, y también para los fines ecológicos. En cambio, el Chaco registra el más alto déficit de agua y en Santa Cruz, algo que llama mucho la atención, es la Chiquitania, región con una disponibilidad de agua entre deficiente a regular, lo cual condiciona el desarrollo productivo.
En el capítulo de densidad de árboles, Bolivia cuenta con alrededor de 46 millones de hectáreas en siete tipo de bosques (se han talado 5,7 millones de hectáreas), entre ellos la Amazonia, que es la más extensa, los Yungas y el que resulta clave para Santa Cruz: el Bosque Seco Chiquitano, único en el mundo en su género, pues no existe otro similar y lamentablemente está en riesgo, según la investigadora Marlene Quintanilla.
Es alentador saber que los bosques amazónicos tienen una elevada capacidad de almacenamiento de carbono, que los árboles absorben y lo convierten en aire puro.
El estado de conservación de los ecosistemas denota que el 76% de la región está en buen estado, incluidos los territorios indígenas que son considerados barreras de protección
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