García Linera aseguró que es tiempo de indios, de pueblo, sectores populares y unidad en Latinoamérica
Jueves 2 de julio de 2015
(SANTIAGO-CHILE).- El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, afirmó que es tiempo de indios, de pueblo, sectores populares y unidad latinoamericana para marcar la historia del siglo XXI y constatar que sí es posible otro modelo económico, de país y sociedad; esto en la charla magistral que brindó, esta noche, en la Universidad de Chile, en la presentación de su libro “Comunidad, socialismo y Estado plurinacional”, editado y publicado por el colectivo chileno El desconcierto.
“Bolivia, como el país más pobre y maltratado, ha despertado y ya no vamos a cerrar los ojos, porque ahora es tiempo de indios, de pueblo y de sectores populares. Estamos haciendo nuestro proceso revolucionario y necesitamos del pueblo chileno, de los demás países y del mundo”, enfatizó García Linera.
La autoridad boliviana señaló que el siglo XXI está marcado por una múltiple polaridad de Estados continentales, “si en verdad queremos que la historia tenga la marca de América Latina y no que América Latina esté marcada por la historia decidida por otros, la integración entre nuestros países es imprescindible”, aseveró.
Bolivia construye un tipo de modernidad exitosa y muestra su modelo de desarrollo, cuyos resultados demuestran que otra economía, que no sea la neoliberal, puede ser exitosa.
“Una economía que combina: mando estatal, presencia de inversión privada y extrajera; presencia de economía campesina y comunitaria; valor de uso en vez de valor de cambio en la distribución de la riqueza común; ampliación de los bienes comunes para distribuir entre la gente, y potenciamiento de la economía plural; es sostenible, es viable y es mucho más baneficiosa”, complementó.
García Linera explicó que en Bolivia, en los últimos diez años, se lleva adelante una profunda transformación revolucionaria de sus condiciones económicas, institucionales y espirituales. “No exagero en decir que es la transformación revolucionaria más profunda de los últimos 190 años”, aseguró.
La autoridad nacional mencionó que el año 2005 se condensaron “tres fallas geológicas de la conformación de la sociedad boliviana”, ya que convergieron el colonialismo, el regionalismo y el neoliberalismo, que negaban la existencia de la mayoría de la población indígena del país, lo que abrió un espacio de “disponibilidad colectiva”, es decir, “de predisposición social a revocar las creencias y modificar el sentido común, o sea, los preceptos morales y los lógicos con los cuales se explican el mundo”.
“La sociedad, descontenta y frustrada, comenzó a encontrar un lugar y escenario para la constitución de un proceso de articulación y unificación que les permitió unir fuerzas y lograr pequeñas victorias” en torno a temas específicos, como el agua, la tierra y servicios básicos, explicó.
Asimismo, señaló que los tres componentes del proceso de articulación son: la formación de un sujeto histórico, en base a la construcción de una identidad y traducido en el movimiento indígena y barrial; la capacidad de movilización local, regional y nacional, demostrada en marchas, asambleas, bloqueo de caminos, toma de instituciones y demás, “es la multitud con capacidad de presión y fuerza política”, dijo; y la construcción de un nuevo sentido común, lo que equivale a un cambio de creencias: gobierno indígena, nacionalización de los recursos naturales y la constituyente.
“Son tres consignas de ideas fuerza que generaron un principio de esperanza, porque la gente no se mueve solo porque es pobre, sino, cuando cree que hay un destino posible, distinto al que vive” y que es posible otra realidad, agregó.
Entonces, se dio la confrontación de dos horizontes de Estado, el antiguo y conservador, y ese nuevo emergente que convivieron durante unos años, hasta que se impuso el segundo con previas “victorias ideológicas, ascensos culturales y la construcción de una sentido común de la vida”, añadió, aunque no fue suficiente, ya que “toda revolución verdadera, inevitablemente, tiene un momento de confrontación física, una guerra de posiciones, de movimientos y nuevamente de posiciones”, acotó.
Luego, se debió irradiar la hegemonía con la incorporación del adversario derrotado y desorganizado ideológica y políticamente en el proyecto hegemónico.
García Linera comentó que pese a que el presidente Evo Morales había ganado las elecciones con el 54 %, las fuerzas de la oposición le hicieron un revocatorio, pero perdieron; luego, convocaron a referendos regionales para imponer un tipo de federalismo al margen del parlamento y las leyes; al fracasar este movimiento, intentaron llevar adelante un golpe de Estado cívico con el fin de generar un bloque regional que luego convocaría la presencia de los cascos azules, pero también fracasó y, finalmente, se dio un intento de asesinato al presidente, que se frustró.
“Todo esto sucedió en seis meses, pero fue la movilización social la que derrotó esos intentos golpistas y se dio la estabilización y la irradiación hegemónica del nuevo bloque de poder”, que se refleja en el apoyo que le da la gente al proyecto de país, de Estado, de economía y de sociedad, señaló.
En 2009, se obtuvo la primera Constitución Política del Estado hecha por los movimientos sociales y aprobada en un referéndum, y “desde 2010 estamos en la construcción del Estado plurinacional” cuyas características son: un nuevo sistema político, que combina gobernabilidad parlamentaria con gobernabilidad social; la indianización del Estado, es decir, la incorporación física, simbólica y organizativa de las prácticas y de la participación indígena; la economía plural para potenciar el desarrollo autónomo al interior de lo comunitario, de lo campesino, de la economía urbana y de la economía-industriosa-mercantil-capitalista.
Y la cuarta características del Estado plurinacional es la construcción democrática del socialismo, entendido como un “periodo de transición entre una sociedad capitalista dominante, pero decadente, y la emergencia intersticial de formas comunitarias de vida, de producción de riqueza. Es un desborde de la participación de la sociedad en la toma de decisiones”, complementó.
El resultado es una modernización exitosa de la sociedad boliviana, el crecimiento económico, aún en crisis económica mundial, baja de la extrema pobreza, incremento de la clase social media, aumento de las exportaciones, multiplicación de la inversión pública, del Producto Interno Bruto, de la inversión privada y extranjera, diversificación de la economía y demás resultados positivos.
“Nos hemos propuesto exportar, hasta 2025, materias primas con valor agregado, que toda la población boliviana cuente con los servicios básicos y acceda, de manera gratuita, a salud y educación” y continuar con la distribución justa de la riqueza, añadió.
“La indianización es una experiencia novedosa que resuelve de manera satisfactoria la presencia de los pueblos indígenas, como la incorporación de la indianitud en la construcción de la identidad estatal de los bolivianos” y la economía plural es una “pluralidad de desarrollo y de modernidad. Es una apuesta nueva”, agregó.
Asimismo, mencionó tres retos para un proceso revolucionario: la relación Estado-sociedad, el primero es monopolio y el segundo democratización de decisiones, se debe encontrar el equilibrio entre ambos para lograr un Estado de movimientos sociales, en el que la toma de decisiones más importantes se la hace en base a la participación; luego, está la construcción de hegemonía mediante la expansión del núcleo base hacia el resto, por lo que debe también haber un equilibrio; y la contradicción desarrollo-Madre Tierra.
En este último reto, Bolivia ha decidido utilizar temporalmente el extractivismo y la transformación de la naturaleza para crear las condiciones que satisfagan un mínimo básico de necesidades de la población y mejorar su calidad de vida, pero con respeto a la Madre Tierra, para luego pasar a la economía del conocimiento, “que permita superar el extractivismo y cuidar a la Madre Tierra”, enfatizó.
La autoridad nacional explicó que este es el escenario en el que se basa la mayor parte del contenido de su libro compilado y editado por El desconcierto. Asimismo, indicó que los textos fueron escritos en los últimos cinco años.
“Son textos reflexivos en torno a la experiencia boliviana y que combinan reflexión teórica e intelectual con compromiso político”, aseveró.
Fuente: Prensa Vicepresidencia
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