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Desechos. El camino hacia el Chacaltaya se ha convertido en un botadero de residuos electrónicos.
Según el documento, se consideran residuos
electrónicos a los electrodomésticos, equipos de informática, de
telecomunicaciones, aparatos o instrumentos electrónicos, aparatos de
alumbrado, herramientas eléctricas o electrónicas, juguetes y equipos de
entretenimiento o deportivos. El documento fue elaborado por la
Dirección General de Gestión Integral de Residuos Sólidos (DGGIRS), de
la citada cartera de Estado.
“El anteproyecto no sólo
propone realizar un adecuado manejo de los residuos sólidos en Bolivia,
sino dar inicio a una política para el manejo de residuos electrónicos y
residuos peligrosos. Por eso se amplían las responsabilidades sobre el
manejo a quienes son los generadores”, informó ayer el jefe de la
DGGIRS, Rubén Méndez.
Según la norma, todo productor,
ensamblador, importador, distribuidor o comercializador de aparatos
eléctricos o electrónicos debe proporcionar a los operadores de éstos
(consumidores) la información para el desmontaje, identificación de los
componentes o materiales susceptibles de reutilización y reciclado, la
localización de las sustancias peligrosas y toda la información que
contribuya a cumplir con un manejo adecuado de ese tipo de desechos.
Bolivia actualmente carece de una norma sobre el manejo y disposición
final de este tipo de basura y los llamados cementerios de computadoras,
refrigeradores y otros son parte del paisaje rural, que está cerca de
las ciudades capitales.
Productores, ensambladores,
importadores, distribuidores y comercializadores de este tipo de equipos
también tienen la obligación de “establecer los sitios y metodologías
de acopio de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, que se
exijan conforme a reglamentación aprobada al efecto”, señala el inciso
f) del artículo 46 del anteproyecto de ley.
“Estamos
buscando implementar un concepto un poco polémico, que aún se debe
ajustar. Pero los importadores, distribuidores y otros tienen que
hacerse cargo del producto cuando se vuelve un residuo, y tienen que
hacerse responsables en las etapas del manejo”, señaló Méndez.
Según el Diagnóstico de Residuos Electrónicos en Bolivia, elaborado en
2009 por Swiss Contact, entre 2003 y 2007 se importaron 25 mil toneladas
de equipos electrónicos, cifra que se previó se elevará a 53 mil
toneladas en el periodo 2008-2015. El documento estableció además que en
Bolivia se genera al año 3,3 kilos per cápita de residuos electrónicos.
El citado anteproyecto de ley también dispone un manejo especial de los
residuos peligrosos, que son aquellos que tienen grave incidencia sobre
la salud pública y el medio ambiente por sus características corrosivas
reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables o patógenas. “En este caso
se busca generar responsabilidad sobre los industriales que, en su
mayoría, son generadores de residuos de este tipo. En general, el
proyecto busca que todos los generadores asuman responsabilidad sobre
cualquier tipo de desechos que generen”, insistió Méndez.
El anteproyecto busca establecer una política general y el régimen
jurídico de la Gestión Integral de Residuos Sólidos ambiental y
sanitariamente adecuada. Por ello prioriza “la prevención de la
generación de residuos sólidos y su aprovechamiento, en el marco de los
derechos de la Madre Tierra, así como de los derechos individuales”,
dice el documento.
El que contamina, debe pagar
Uno de los principios del anteproyecto de Ley de Residuos Sólidos es
que “el que genera y contamina, paga”. Para ello, los diferentes
niveles de gobierno definirán las sanciones que se aplicarán a los
infractores en procesos legalmente efectuados, estableciendo la
cuantía de las penalidades o multas de manera proporcional al grado de
culpabilidad de los infractores y/o el daño o amenaza ocasionada.
También se dispone un mecanismo para actualizar el valor de las multas.
Anteproyecto propone regularizar los empaques
El artículo 33 del anteproyecto de Ley de Residuos Sólidos señala que
los empaques, envolturas o envases de cualquier tipo de productos,
deberán ser diseñados y fabricados de forma que se priorice la
prevención de la generación de los residuos, así como su
aprovechamiento.
“Aquellos que coloquen en el mercado
productos envasados o de envases industriales o comerciales, que tras
su uso generen una cantidad de residuos superior a la que determine el
Gobierno o, en su caso, los gobiernos departamentales, están obligados a
elaborar planes empresariales de prevención para minimizar y prevenir,
en origen, la cantidad y peligrosidad de dichos envases”, precisa el
citado artículo .
Los planes empresariales deberán
ser aprobados por los gobiernos departamentales, de acuerdo con lo que
establezcan las normas reglamentarias que desarrollen esas instancias.
Prevén triplicación de restos electrónicos
Según el Diagnóstico de Residuos Electrónicos en Bolivia, la generación
de este tipo de de- sechos se triplicará en el periodo 2000-2015.
Este estudio, elaborado en 2009 por la organización no gubernamental
Swiss Contact, fue tomado en cuenta por la Dirección General de Gestión
Integral de Residuos Sólidos (DGGIRS) —dependiente del Ministerio de
Medio Ambiente y Agua—, que elaboró un diagnóstico que será publicado
próximamente.
“En 2000, a nivel nacional, se generó
un kilo (de este tipo de desechos) por habitante; para 2008, este
indicador se estimó en 2,2 kilos por habitante y para 2015 será de 3,3
kilos por habitante”, señala el documento. Según el Diagnóstico de
Residuos Electrónicos, existen al menos 10 categorías de estos desechos.
El primero se refiere a grandes electrodomésticos (refrigeradores o
lavadoras). El segundo tipo alude a pequeños electrodomésticos
(planchas, afeitadoras, hervidores de agua).
En el
tercero están las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC)
(celulares, calculadoras, computadoras). En el cuarto figuran los
aparatos de consumo (televisores, radios, cámaras). Los aparatos de
alumbrado son el quinto tipo; las herramientas eléctricas, el sexto; los
juguetes, el séptimo; los aparatos médicos, el octavo; los instrumentos
de vigilancia, el noveno; y las máquinas expendedoras, el décimo.
“Queremos generar conciencia del manejo adecuado de estos aparatos que
son considerados basura común”, dijo la DGGIRS.
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