El sistema de transporte por cable en La
Paz, que opera desde mayo del año pasado, ya generó 90 millones de
bolivianos de excedente. El dinero está depositado para el mantenimiento
de equipos y otros, explicó el gerente ejecutivo de la Empresa de
Transporte por Cable Mi Teleférico, César Dockweiler.
En entrevista con el programa ‘El Pueblo
es Noticia’, de las estatales Bolivia TV y radio Patria Nueva, el
funcionario aseguró que ese excedente, que no son utilidades, evidencia
que esa empresa del Estado, a diferencia de los buses PumaKatari de la
Alcaldía, es autosostenible.
“Somos una empresa sostenible porque con
los ingresos que generamos hacemos el mantenimiento de los edificios de
la empresa y de las operaciones de las tres líneas (Roja, Amarilla y
Verde) y de absolutamente todo”, dijo.
Aseguró que los más de 90 millones de
excedente es sólo con el 30 por ciento de la capacidad de operación de
ese servicio. Ese porcentaje está establecido en el proyecto, que señala
que en los primeros años el teleférico funcionará con esa capacidad e
irá subiendo paulatinamente.
Señaló que el teleférico, desde mayo de
2014, cuando comenzó a operar la línea Roja, luego la Amarilla en
septiembre y la verde en diciembre, transportó a 27,5 millones de
pasajeros entre La Paz y El Alto, y viceversa.
“Es el sistema de transporte que mayor
cantidad de pasajeros lleva. La línea Verde en un solo día transportó
más de 40 mil personas. Eso nos garantiza no pedir un centavo al
Estado”, sostuvo.
Dockweiler además subrayó que el plan
maestro de 30 años del teleférico, que abarca las fases, dos tres y
cuatro con la generación de un anillo articulador, garantiza una vida
útil de 40 años del servicio.
En ese sentido, deseó que la Alcaldía
“encuentre una fórmula para que el PumaKatari sea sostenible” y acabar
con la actual subvención de 8 millones de dólares que pagan los paceños y
con los que cada año se podrían construir hospitales.
El ejecutivo reiteró, en alusión a las
afirmaciones de Revilla de apoyar las obras y luego notificar la
paralización de la línea Naranja, mayor “voluntad política” para no
entorpecer el proyecto gubernamental.
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