Cochabamba, 14 de agosto (MC).- Sonriente ycon pocas horas de sueño,a menos de media jornada de haber realizado una entrega de un coliseo en la zona minera de Pacuni, el jefe de Estado boliviano, Evo Morales Ayma, no se resistió a dar sendos abrazos a los niños que se le acercaban gritando "Evo, Evo" en la ciudad de Quillacollo, Cochabamba, para presenciar la fastuosa entrada folklórica de la Festividad de la Virgen de Urkupiña.
"Es impresionante, no solamente que se dé acá, sino en toda Bolivia, el saludo, el cariño de los niños. Me encanta que los niños me digan Evo, Evo, Evo", declaró conmovido el mandatario a micrófonos de la estatal Bolivia TV, mientras se aprestaba a presenciar la festividad.
Lejos de encontrar incomodidad por la forma de referirse de los infantes a la primera autoridad del país, Morales encuentra en esos detalles un gesto de amistad y confianza, algo que en el curso de los ocho años al mando del país lo ha llevado a centrar más su esperanza en las futuras generaciones.
Es así que desde un primer momento determinó como política fundamental el promover la educación y salud de los menores para acrecentar las oportunidades de los bolivianos rumbo a un desarrollo inminente.
Ahí se sitúa los incentivos educativos a través de Bono Juancito Pinto que va dirigido a los escolares. También se equilibra el trabajo con la entrega de obras para infraestructuras nuevas, ampliaciones y modificaciones en unidades educativas de cada municipio del país. En tanto, que una última acción gubernamental a favor de los menores fue el anuncio y posterior entrega de computadoras portátiles KUAA ensambladas por la empresa estatal Quipus, con la finalidad de establecer el lazo entre educación y tecnología.
Una vez que hizo la breve reflexión, el Jefe de Estado confesó que tuvo que dejar por unas horas si apretada agenda que lo lleva a recorrer distintos municipios del país en un solo día, entregando obras, anunciando proyectos y realizando firmas de contratos de beneficio social, dentro de un plan de gestión gubernamental que no ha parado -exceptuando por razones de enfermedad y viajes al extranjero- desde 2006.
"Me escapé de tanta responsabilidades que tenemos. Estoy disfrutando esta gran entrada de la Virgen de Urkupiña", expresó el originario de la población de Orinoca, Oruro.
Junto a él, decenas de miles de ciudadanos se dieron cita al acto que refleja en medio del espectáculo la danza y música tradicional de Cochabamba, así como regiones andinas bolivianas.