http://aucaencayohueso.wordpress.com/2012/08/09/bolivia-antes-y-despues-de-evo/
Por: Ángel Guerra Cabrera
En Bolivia una exigua minoría opulenta oprimía y
negaba sus derechos humanos básicos a aimaras, quechuas, guaraníes y
otros pueblos originarios que forman la mayor parte de la población.
Mucho menos les reconocía sus derechos colectivos a la identidad
cultural, la autonomía y el territorio. 90 por ciento de la población
rural vivía en la pobreza y el país disputaba a Haití y Honduras
el peor desempeño en la región por su índice de desarrollo humano.
Las empresas públicas creadas por la revolución de 1952 fueron
privatizadas a precio de remate en cumplimiento de las directivas del
Consenso de Washington mediante disposiciones anticonstitucionales y
escandalosos negocios armados entre la oligarquía y las transnacionales.
Valga este ejemplo para ilustrar el saqueo: sólo el presidente
neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-97; 2002-03)
hizo una fortuna superior a los 250 millones de dólares a expensas de
las privatizaciones, del desempleo ocasionado por estas a decenas de
miles de trabajadores, de la entrega de los recursos naturales y la
soberanía nacional y la sangrienta represión contra los movimientos que
rechazaban estas políticas.
Sánchez de Lozada y su sucesor fueron derrocados por rebeliones de
los pueblos indios e interculturales, que en 2005 lograron alzar a la
presidencia a uno de los suyos, el aimara Evo Morales,
con un alud de votos. Entonces se inició la profunda trasformación
social que vive hoy Bolivia. ¿Quién podía imaginar entonces los
extraordinarios logros conseguidos en los siete años trascurridos hasta
la actualidad?
Los pueblos de Bolivia, ya con el timón del gobierno en sus manos,
iniciaron el rescate de la independencia, la soberanía y el desarrollo
de una política exterior independiente, de unidad e integración
latinocaribeña y de solidaridad con los pueblos de la región y con
todos los que bregan por un mundo mejor. Desafiando los ataques de la
oligarquía y del imperialismo Evo luchó a brazo partido por convertir en
realidad las demandas de los movimientos indígenas y populares. Convocó
a la Asamblea Constituyente, reclamo muy sentido de los pueblos
originarios que permitió proclamar la nueva Constitución y el nacimiento
del Estado Plurinacional de Bolivia, enterrar la República oligárquica y
con aquella arma jurídica acometer el rescate de los recursos
naturales, las empresas privatizadas y redoblar la larga lucha por la
descolonización y la trasformación de las conciencias en lo que ha sido
calificado acertadamente por el líder boliviano como la Revolución
Democrática y Cultural.
En siete años Bolivia erradicó el analfabetismo, su economía ha
crecido a un promedio de 4.7 por ciento anual, casi sextuplicó sus
reservas internacionales de divisas, duplicó el PIB por habitante y dejó
de ser aquel Estado mendicante, calificado de fallido, que dependía de
la ayuda internacional hasta para pagar a sus empleados públicos,
conquistas de las que no pueden presumir muchos países en medio de la
megacrisis económica internacional. Extendió considerablemente los
servicios de salud a millones que no los recibían y abrió miles de
escuelas. Es un prestigioso miembro de la Alba y Unasur y seguramente pronto ingresará al Mercosur, un paso que añadirá fortaleza geopolítica a la aportada por Venezuela
a ese bloque de formidable proyección internacional pues Bolivia, sin
contar sus recursos energéticos, mineros y de biodiversidad, goza de una
ubicación geográfica crucial en el área.
No es fortuito que el gobierno de Bush hiciera todo lo posible por
impedir la llegada de Evo a la presidencia ni que Washington, también
con Obama, haya mantenido una persistente política
subversiva para derrocarlo al extremo de que el estado mayor de la
contrarrevolución radique en la representación diplomática yanqui en La
Paz. Estados Unidos ha ido modificando sus tácticas subversivas en la
medida que le fracasan una tras otra. Últimamente ha recurrido a
estimular y hacer ruido mediático con demandas de sectores populares,
entre ellos el tema del Tipnis, cuyos dirigentes defienden intereses
particulares y ahora se oponen al referendo que decidirá sobre la
carretera propuesta por el gobierno ya que saben que la abrumadora
mayoría de la población del territorio indígena en cuestión la apoyará.
Bolivia brilla con el liderazgo de Evo antes los pueblos indios y no
indios como un faro de dignidad y construcción nacional en armonía con
la naturaleza, tema en el cual es líder mundial.
Twitter: aguerraguerra