miércoles, 13 de junio de 2012

“La marcha de la Cidob daña al movimiento indígena”

http://www.cambio.bo/politica/20120613/%C2%93la_marcha_de_la_cidob_dana_al_movimiento_indigena%C2%94_73042.htm
Política 

La investigadora considera que la llamada Novena Marcha contra la consulta en el Tipnis nació sin cohesión y sin consenso, y esto se traduce en la crisis dirigencial que atraviesa la organización social.   

Yo no generalizaría que es una crisis, ni de los pueblos indígenas ni del movimiento  indígena (...) Es una tensión de una línea  y de una visión que es precisamente la que está liderando Adolfo Chávez.

ENTREVISTA - HELENA ARGIRAKIS, analista y politóloga  


A más de una semana de la decisión de nueve de las doce regionales de la Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob) de suspender al presidente de esa organización social, Adolfo Chávez, y su Directorio por vulnerar estatutos y promover división interna, la analista Helena Argirakis, en contacto con Cambio, señala que el proceso del Tipnis atraviesa  el momento más álgido, por los intereses que persigue la marcha contra la consulta.

—¿Cómo ve la situación que atraviesa la Cidob como la suspensión de su presidente Adolfo Chávez? 

—Es necesario contextualizar la Novena Marcha haciendo un análisis de que esta marcha o este proceso se divide en dos. No olvidemos que es una acumulación histórica; la Octava y la Novena Marcha son una acumulación histórica que tiene que ver con este repertorio de acción colectiva de los indígenas de tierras bajas.

—¿Qué diferencias hay entre la Octava y la Novena Marcha de la Cidob?

—Hay una diferencia cualitativa según un análisis comparativo entre las plataformas de las demandas. Haciendo un análisis de la Octava Marcha podemos ver que varios de los puntos que los indígenas y la Cidob demandan fueron cubiertos o respondidos o se les dio algún tipo de respuesta. Por ejemplo, el primer punto de la plataforma de la Octava Marcha, la interrupción de la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos en el segundo tramo, ha sido respondido a principios de año con la rescisión del contrato con la OAS (empresa brasileña que debió construir esa vía). 

Otro punto que demandaba la Octava Marcha era la consulta, y el Gobierno respondió con la Ley de Consulta (promulgada en febrero). También pedía la firma de una serie de acuerdos para el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos indígenas de tierras bajas, y paulatinamente podemos ver a través de los medios que se ha dado esa respuesta, y a través de las visitas del presidente Evo Morales a la zona se han entregado varios insumos como la atención particularizada a una serie de demandas que los mismos pueblos indígenas articularon. No es como algunos medios dicen que es una prebenda para la consulta, fueron los indígenas mismos los que demandaron estas asistencias y estos acuerdos, y por eso no están en la Novena Marcha.

También demandan la anulación de la Ley de Consulta. Un encuentro con expertos internacionales (de las Naciones Unidas) recomendó la ampliación del plazo de la consulta, que, dicho sea de paso, nunca se puede considerar que es extemporánea. Es decir, la consulta siempre es válida, según las conclusiones a las que llegaron esos expertos.

—En ese marco, ¿cómo se justifica la Novena Marcha?

—Esta Novena Marcha no tenía necesariamente el consenso de todas las dirigencias y de todas las bases, hay una diferencia cualitativa entre la Octava y la Novena Marcha. La Novena Marcha nace con una serie de desacuerdos respecto del lanzamiento de este repertorio de acción colectiva que es muy propio de los indígenas de tierras bajas, precisamente por la autoridad moral que tienen y por el hecho de que marchan no sólo los hombres, sino la familia entera, y de ahí que para que la marcha sea efectiva tiene que haber un consenso, tiene que haber una suerte de convencimiento y de acuerdo unánime sobre la forma y los objetivos.

Encuentro que ésa es la principal debilidad de la Novena Marcha, porque si revisamos los medios y las declaraciones de los dirigentes de la propia Cidob, éstos no estaban de acuerdo con la convocatoria y la realización de la marcha de manera tan temprana, y muchos de ellos expresaron que no se había agotado las instancias de negociación y diálogo con el Gobierno.

—El Gobierno afirma que detrás de la marcha están otros actores políticos.

—La marcha prácticamente fue planteada de una manera forzada. La marcha se realizó de manera extemporánea y sin realizar una serie de mecanismos. Eso da lugar a pensar que existen otras agendas tal vez ocultas de otros sectores que están intentando montarse arriba de la problemática del Tipnis, lo cual lastimosamente y como persona del oriente me duele decirlo. Esto debilita a la Cidob y debilita a la marcha porque se están infiltrando otros intereses y otras agendas que no necesariamente son de las tierras bajas. 

Esto explica la suspensión de dirigentes de la Cidob como Adolfo Chávez y otros.

Hay una acumulación de hechos, la marcha nació débil y esta situación lleva al cuestionamiento de ciertos liderazgos y dirigentes (…) porque una marcha es una medida sumamente dura, difícil, sacrificada, larga y extenuante para los pueblos, y es una marcha muy cerca a la anterior, en un espacio menor de cuatro meses. Entonces existe un desgaste, un debilitamiento para los pueblos indígenas.

Ahora, este asunto sería secundario si es que hubiera una cohesión y una coherencia en cuanto a los objetivos. Entonces, analizando entre la octava y la novena plataforma de demandas, hubo un vaciamiento de estos objetivos, por lo que al final y aparentemente se está buscando un mecanismo de desgaste del Gobierno.

Y si ése es el objetivo, el trasfondo básicamente está quemando, por no encontrar otro término, un repertorio histórico de tierras bajas como es la marcha, un repertorio de acción colectiva, y ahí es donde yo sospecho que hay la infiltración de otras demandas.

Otra crítica que hago es que los pueblos indígenas han debido realizar una serie de diálogos para encontrar la versión amazónica del Vivir Bien; porque mucho se habla de que existe una visión andinocéntrica, una visión aymara, una visión excluyente de las tierras altas en el Vivir Bien y en el manejo de la ecología o la crítica al desarrollismo que realiza el Gobierno.

Si ésa es la molestia, pues yo considero que la Cidob ha debido liderar la convocatoria a una serie de mesas de diálogo y trabajo, y definir la plataforma o el objetivo y generar una complementariedad con el Vivir Bien desde la mirada andina y desde la mirada que está en la nueva CPE; y si fuera así, sería la continuación del proceso constituyente.

Pero esto no se realizó y por ende nos encontramos con una marcha debilitada que ya empieza a traslucir otros objetivos como el debilitamiento del Gobierno.

Creo que ése es el trasfondo que contextualizamos para entender lo que ha sucedido la semana pasada con el desconocimiento de Adolfo Chávez y la convocatoria de una nueva Gran Asamblea Nacional de Indígenas de Tierras Bajas (Ganpi), la convocatoria de las elecciones y la búsqueda de una nueva dirigencia. Yo pienso que la marcha como repertorio ha sido dañada; esta marcha daña este repertorio de largo aliento y daña al movimiento indígena porque no había una cohesión en torno de los objetivos y los intereses que perseguía.