Sociedad
Se trata de 120 nuevos profesionales que se sumarán a los 580 que ya volvieron al país. Están listos para prestar su servicio social en el área rural.
LA PAZ - Cambio
La noche cubana es inigualable, no hay duda. Y más cuando la rumba y el son “borran” las manillas del reloj. Esa magia del Caribe la conoció Julio César cuando Cuba celebraba un aniversario más de su revolución. “Me invitaron a una fiesta y pedí permiso a la familia cubana con la que vivía. Accedieron, pero sólo hasta las doce de la noche. Eran las reglas”.
“Fui a la fiesta y estaba tan divertida que decidí no regresar a la casa. Pasaron las doce de la noche y no me preocupé. Sin embargo, de pronto vi que habían venido a buscarme a la fiesta. Me recogieron y me llevaron a la casa recomendándome que debía hacerles caso. Esa noche, me comprometí a que me adaptaría”, recordó Julio César Escontania, en entrevista con Cambio, después de bajar del avión que lo trajo desde La Habana.
En 2005, él partió rumbo a Cuba junto con otros jóvenes para estudiar Medicina. Regresó al país el miércoles y con él otros 66 nuevos profesionales.
Hoy se tiene previsto el arribo a Santa Cruz de otros 150, con los que el grupo de 700 estudiantes que fue a profesionalizarse a la isla estará completo para realizar su servicio social en el área rural de Bolivia.
César —como lo llaman todos— nació en Pando, donde dos años antes había iniciado la carrera de Ingeniería Forestal, pero ante la oportunidad de acceder a una beca para estudiar Medicina en Cuba determinó cambiar su destino.
“Fue una decisión personal que determiné en un tiempo breve. Me pesó dejar a mi familia y a mis amistades, pero partí a Cuba”, dijo.
Son casi siete años los que no ve a sus padres y sus dos hermanas, y sus planes inmediatos son reencontrarse con ellos, lo que seguro logró ayer. Lo segundo es lograr su especialidad, quiere ser cirujano, afirma.
Para lograr esa especialidad debe realizar el servicio obligatorio social en el área rural.
“Iré a donde me envíen, a donde me necesiten. Estoy consciente de que llegaré a lugares donde no llegan médicos y no hay infraestructura, pero estaré ahí”, aseguró.
Sofía Sonco también está lista para emprender nuevos desafíos. Llegó junto con Julio César, sus padres y tíos fueron orgullosos a recibirla.
La joven de voz cálida y pausada está convencida de que la solidaridad y humanismo con los que fue formada reforzarán su trabajo profesional para devolver salud a quienes lo necesitan.
“Haremos todo para salvar la vida (...) Hemos adquirido conocimiento sobre la medicina tradicional”, dice.
Blanca Pavia, procedente de Potosí, está ansiosa de comenzar a servir donde sea enviada. La solidaridad es su principal guía, expresó.
“La carrera de Medicina es difícil, de mucho sacrificio e interés, y lo único que se tiene que hacer es estudiar”, comentó Medardo Cabrales, de Beni, al pisar tierra boliviana.