martes, 13 de marzo de 2012

HOMENAJE A UNA VALEROSA MUJER MINERA: DOMITILA CHUNGARA

Por Gastón Nuñez

El 8 de marzo hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer, fecha en que recordamos a miles de mujeres en el mundo, combativas y luchadoras, como lo fueron las alemanas Luise Zietz y Clara Zetkin  y que en agosto de 1910, por su propuesta de reconocer a mujeres trabajadoras, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, de Copenhague proclamó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

A propósito del Día Internacional de la Mujer, centramos nuestra atención en una gran figura de las luchas sociales en Bolivia en los años setenta. Evocamos a una mujer obrera, líder e incansable defensora de los derechos humanos de las minas de Bolivia. Muy conocida por sus libros recopilados como: Si me permiten hablar...Domitila, una mujer de las minas de Bolivia y ¡Aquí también Domitila!

Este es un retrato a la trayectoria combativa y plena de una mujer que entregó su vida por la causa boliviana, desde las minas en defensa de la democracia. Domitila se nos fue la mañana del martes 13 en una clínica en Cochabamba.

Retrato de una mujer minera
Domitila Chungara es una mujer de las minas de Pulacayo, de extracción humilde, madre de siete hijos y, que en el tiempo de la dictadura banzerista en 1975, dio numerosos testimonios acerca del sufrimiento que tenían sus compañeros, los mineros, y  participó en la Tribuna del Año Internacional de la Mujer realizada por la Organización de Naciones Unidas siendo la única que asistió a ese evento.

En 1952 se casó con un trabajador minero. Su formación la tuvo primero en el campo y después en la mina. Tenía cerca de 10 años y aún no había ingresado a la escuela por problemas económicos. Al morir su madre tuvo que hacerse cargo de sus 5 hermanas por ser la mayor.

En 1961 se lanza y participa activamente en el Comité de Amas de Casa del Distrito Minero de Pulacayo, del que la nombran Secretaria General; organización que se extendió a otros centros mineros y tuvo una importante influencia en los acontecimientos políticos de Bolivia. 

Este comité se creo por las necesidades existentes en los centros mineros, ante la ausencia de soluciones a los problemas de abastecimiento de alimentos, atención médica, educación, salarios justos, seguridad social y el derecho a la propiedad de la tierra minera trabajada a lo largo de la historia boliviana.

"¡Yo creo que todos los que nos llamamos
o tenemos la etiqueta de revolucionarios
tenemos la obligación de regresar al pueblo
y pelear junto al pueblo.
"

En medio de este escenario político Domitila consolida su lucha mediante ideas claras sobre la situación de la mujer en Latinoamérica desechando para siempre ideas que dan a la mujer un papel estático ante las problemáticas sociales.

Hace críticas a los símbolos patrios y considera que hay que cambiar la noción de patria pues el himno nacional, los colores de la bandera y otros dejan de tener sentido cuando la patria vive en condiciones de desigualdad y pobreza.

Domitila organiza el Comité de Amas de Casa bajo los principios de velar por mejores condiciones de vida para las viudas de los mineros, pero mediante la organización de todos los sectores involucrados en la lucha de los pueblos teniendo como pilares fundamentales a la clase trabajadora y al campesino en aras de alcanzar un estado socialista.

En 1971 el cineasta Jorge Sanjinés hizo un largometraje sobre la Masacre de San Juan, (en el gobierno de René Barrientos por considerar a los mineros soporte de la guerrilla del Che) de la que Domitila fue sobreviviente en Siglo XX y contó el episodio sangriento de aquel entonces. 

En el año 1975 Domitila asiste a la Conferencia del Año Internacional de la Mujer en México, invitada por las Naciones Unidas en ésta se destaca su visión clara en torno a la temática de la mujer en el contexto global, además de su innato liderazgo, hizo ver que debemos alejarnos de la dependencia de naciones extranjeras ya que esto ocasiona imposiciones económicas, políticas y culturales, llamó al derecho que tienen las mujeres a participar y organizarse, pero ante todo denunció que la carta magna de las Naciones Unidas estaba firmada por Bolivia pero aplicada para la burguesía.

Domitila tiene una visión clara sobre el papel de las mujeres en los países subdesarrollados, recalcando una y otra vez la importancia de su pueblo como una escuela en sus luchas por la reivindicación de la mujer.

Domitila considera que a lo largo de la historia ha habido períodos de decadencia en la lucha por los derechos de los trabajadores en Latinoamérica que serán superados y es necesario rescatar la importancia de la lucha de la mujer en los espacios aun reducidos de opinión.

Cuando Domitila y cuatro mujeres derrotan a un dictador
Es diciembre de 1977 y cuánta memoria agrupa a cuantos recobramos la fe en la patria y en el pueblo en un momento decisivo para la historia de Bolivia en lo que se vino a llamar los últimos días del dictador Banzer Suarez.

Y es que a sólo tres días de iniciada la huelga de hambre por la amnistía irrestricta para que vuelvan todos los exiliados y confinados de la dictadura del septenio banzerista, Domitila se une a cuatro valerosas mujeres: Aurora Lora, Angélica Flores, Luzmila Pemintel y la valiente Julieta que, junto a Lucho Espinal, Javier Albó y otros activistas dieron muestra de valentía en la huelga de hambre en el diario Presencia.

El país al ver a mujeres  mineras en una lucha, se dispone a desafiar al dictador y al paso de 10 días ya eran 600 personas en templos, capillas, escuelas, hospitales y salas de cine. La huelga creció hasta que el dictador se rindió! 

A ella la vida sindical la ha marcado: Si le dan a elegir otra vez entre Estocolmo o París donde estuvo exiliada, prefiere las minas de Pulacayo y Siglo XX. Gusta de la música social de su amiga Mercedes Sosa, y disfruta la novela El Coronel no tiene quien le escriba, del colombiano Gabriel García Márquez. ¿Que si lo conozco a García Márquez?, estuvimos con él cuando le entregaron el nobel de Literatura en 1982 en Estocolmo, dijo en una oportunidad.
En estos últimos años cambia de residencia y se traslada a Cochabamba, y es desde donde Domitila impulsa la Escuela Móvil de formación, un espacio para contar la historia “no oficial” de Bolivia y está por lanzar el Movimiento Guevarista, una fuerza política que apuesta por una nueva revolución en Bolivia.

Las visiones y percepciones actuales
Han sido varios historiadores y escritores quienes esgrimieron su testimonio de su larga experiencia sindical y de mujer vinculada al quehacer político de  las organizaciones en las minas. Uno de éstos consultó su percepción respecto del Decreto 21060, Domitila dijo que, para ese tiempo, “fue una bomba atómica contra el movimiento obrero”. Domitila haciendo un profundo análisis al contexto histórico, indicaba las consecuencias de la aplicación de ese decreto para el pueblo boliviano.

Decía: “La burguesía siempre ha sido brutal, mentirosa y ladrona. En la Guerra del Chaco se encontraron por primera vez los pobres de las minas, el campo y las fábricas. Eso desembocó en la revolución de 1952. Allí el pueblo luchó, pero le entregó el poder a la pequeña burguesía. Esa burguesía que no estaba consciente de lo que el pueblo quería…” 

Añade, “el 21060 ideado por Jeffrey Sachs, fue una bomba atómica para los trabajadores de Bolivia. El modelo neoliberal en 1985 echó a la calle a más de 50.000 obreros. El decreto decía que dejemos en 90 días las viviendas donde muchos habíamos nacido, ¿y dónde íbamos a ir? Entonces mi padre, que luchó por la patria en el Chaco y peleó por su clase en el ´52, murió pobre, sabiendo que quedábamos sin nada. Si mi padre resucitara vería cuántos niños seguimos teniendo desnudos como entonces, mendigando en la calle. Mi madre había muerto cuando yo tenía diez años, de modo que quedé responsable de cuatro hermanas menores. 

Cuando le consultan de las luchas sociales que están culminaban siempre en enfrentamientos de muertos y derramamiento de sangre y que la clase obrera boliviana antes era más combativa o que los gobiernos eran más represivos, Domitila haciendo un profundo análisis al contexto histórico, indicaba que en los años de las dictaduras y de gobiernos neoliberales esos gobiernos tuvieron un comportamiento mas represivo porque la clase obrera no se doblegaba.

Con respecto a si el país tiene memoria para ver el futuro, Domitila señala que el pueblo sí tiene memoria y son los medios de comunicación los que quieren hacer olvidar la historia. “Los medios nos hablan de violencia. ¿Por qué no muestran las razones por la que un pobre mata a otro por un pedazo de pan?”

Con relación al papel de las radios mineras en los movimientos laborales en los ´70, Domitila señala que después de la revolución del ´52 los sindicatos decidieron contar con sus propias radios a través de campañas populares. Y que en circunstancias difíciles, golpes de estado y problemas con los obreros, había cadenas de 30 radios mineras y el ejército las destruyó. Esa experiencia  se extendió hasta 1985 cuando el 21060 terminó todo. Hoy persiste la radio minera pero ya no tiene fuerza y esa gran experiencia de información fue la pionera en la historia de las radios en Bolivia, remarcó.

Su percepción respecto del presidente Evo Morales es muy escueta y no va más allá cuando dijo que tiene que gobernar y dirigir el país se tiene que hacer  junto al pueblo y que “para tomar el poder y gobernar, se tiene que escuchar al pueblo y planificar las tareas más urgentes con él”, remarcó.

Y con respecto a la “Media Luna”, dijo que no nunca le dio importancia y que para tratar de frenar los avances y buscar intereses contrarios al país “inventan todo y tratan de distraernos…”

Finalmente comparto con ustedes amigos lectores el texto del escritor uruguayo, Eduardo Galeano, que en su libro “Memorias del fuego”, retrataba así a Domitila Chungara:  

Los mineros bolivianos son hijos de la Virgen y sobrinos del Diablo, pero nadie los salva de morir temprano. Metidos en las tripas de la tierra, los aniquila la implacable lluvia del polvo del socavón. Al salir de allí, los mineros buscan la fiesta. Mientras dure la breve vida y quieran las piernas moverse, es preciso comer guiso picante y beber trago fuerte y cantar y bailar a la luz de las fogatas que calientan el páramo. En esta noche de San Juan, mientras ocurre la mejor de las fiestas, el ejército se agazapa en las montañas. 

Casi nada se sabe aquí de los guerrilleros del lejano río Ñancahuazú, pero el general Barrientos cree que en cada minero anida un taimado terrorista. Antes del amanecer, al final de la fiesta de San Juan, un huracán de balas arrasa el pueblo de Llallagua. Hay que cavar muchos pozos. Cuerpos de todos los tamaños yacen en hilera, tendidos, esperando. Domitila grita contra los asesinos, desde lo alto del muro de un cementerio. Ella vive en dos piezas sin letrina ni agua, con su marido minero y siete hijos. El octavo quiere salir de la barriga. Por insultar al ejército boliviano se la llevan presa. Un militar le escupe la cara, ella le escupe la cara y él le da una patada. “Le di un sopapo. Me apretó mi cuello y estaba por ahorcarme. Del puño lo había agarrado y lo había estado mordiendo... Tuve un asco terrible al sentir en mi boca su sangre”, dice Domitila. “Cuando me desperté como de un sueño, había estado tragándome un pedazo de mi diente. Entonces noté que el tipo me había roto seis dientes”. La encierran en prisión y sobre la tierra fría nace y muere su hijo...”

*Gastón Núñez, conductor del Documental histórico para radio, “Memorias de Nuestra América” que se emite todos los domingos en Radio Patria Nueva.

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