Por Gastón Nuñez
El 8 de marzo hemos celebrado el Día
Internacional de la Mujer, fecha en que recordamos a miles de mujeres en el mundo, combativas y
luchadoras, como lo fueron las alemanas Luise Zietz y Clara Zetkin y que en agosto de 1910, por su propuesta de
reconocer a mujeres trabajadoras, la Conferencia Internacional de Mujeres
Socialistas, de Copenhague proclamó el Día Internacional de la Mujer
Trabajadora.
A
propósito del Día Internacional de la Mujer, centramos nuestra atención en una
gran figura de las luchas sociales en Bolivia en los años setenta. Evocamos a
una mujer obrera, líder e incansable defensora de los derechos humanos de las
minas de Bolivia. Muy conocida por sus libros recopilados como: Si me
permiten hablar...Domitila, una mujer de las minas de Bolivia y ¡Aquí
también Domitila!
Este
es un retrato a la trayectoria combativa y plena de una mujer que entregó su
vida por la causa boliviana, desde las minas en defensa de la democracia.
Domitila se nos fue la mañana del martes 13 en una clínica en Cochabamba.
Retrato de una mujer minera
Domitila
Chungara es una mujer de las minas de Pulacayo, de extracción humilde, madre de
siete hijos y, que en el tiempo de la dictadura banzerista en 1975, dio
numerosos testimonios acerca del sufrimiento que tenían sus compañeros, los
mineros, y participó en la Tribuna del
Año Internacional de la Mujer realizada por la Organización de Naciones Unidas
siendo la única que asistió a ese evento.
En 1952 se casó con un trabajador minero. Su
formación la tuvo primero en el campo y después en la mina. Tenía cerca de 10
años y aún no había ingresado a la escuela por problemas económicos. Al morir
su madre tuvo que hacerse cargo de sus 5 hermanas por ser la mayor.
En 1961 se lanza y participa activamente en
el Comité de Amas de Casa del Distrito Minero de Pulacayo, del que la nombran
Secretaria General; organización que se extendió a otros centros mineros y tuvo
una importante influencia en los acontecimientos políticos de Bolivia.
Este
comité se creo por las necesidades existentes en los centros mineros, ante la
ausencia de soluciones a los problemas de abastecimiento de alimentos, atención
médica, educación, salarios justos, seguridad social y el derecho a la propiedad
de la tierra minera trabajada a lo largo de la historia boliviana.
"¡Yo creo que todos los que nos llamamos
o tenemos la etiqueta de revolucionarios
tenemos la obligación de regresar al pueblo
y pelear junto al pueblo. "
o tenemos la etiqueta de revolucionarios
tenemos la obligación de regresar al pueblo
y pelear junto al pueblo. "
En medio de este escenario político Domitila
consolida su lucha mediante ideas claras sobre la situación de la mujer en
Latinoamérica desechando para siempre ideas que dan a la mujer un papel
estático ante las problemáticas sociales.
Hace críticas a los símbolos patrios y considera que hay que cambiar la noción de patria pues el himno nacional, los colores de la bandera y otros dejan de tener sentido cuando la patria vive en condiciones de desigualdad y pobreza.
Domitila organiza el Comité de Amas de Casa
bajo los principios de velar por mejores condiciones de vida para las viudas de
los mineros, pero mediante la organización de todos los sectores involucrados
en la lucha de los pueblos teniendo como pilares fundamentales a la clase
trabajadora y al campesino en aras de alcanzar un estado socialista.
En 1971 el cineasta Jorge Sanjinés hizo un largometraje sobre la
Masacre de San Juan, (en el gobierno de René Barrientos por considerar a los
mineros soporte de la guerrilla del Che) de la que Domitila fue sobreviviente
en Siglo XX y contó el episodio sangriento de aquel entonces.
En el año 1975 Domitila asiste a la
Conferencia del Año Internacional de la Mujer en México, invitada por las
Naciones Unidas en ésta se destaca su visión clara en torno a la temática de la
mujer en el contexto global, además de su innato liderazgo, hizo ver que
debemos alejarnos de la dependencia de naciones extranjeras ya que esto
ocasiona imposiciones económicas, políticas y culturales, llamó al derecho que
tienen las mujeres a participar y organizarse, pero ante todo denunció que la
carta magna de las Naciones Unidas estaba firmada por Bolivia pero aplicada
para la burguesía.
Domitila tiene una visión clara sobre el
papel de las mujeres en los países subdesarrollados, recalcando una y otra vez
la importancia de su pueblo como una escuela en sus luchas por la
reivindicación de la mujer.
Domitila considera que a lo largo de la historia ha habido períodos de decadencia en la lucha por los derechos de los trabajadores en Latinoamérica que serán superados y es necesario rescatar la importancia de la lucha de la mujer en los espacios aun reducidos de opinión.
Cuando
Domitila y cuatro mujeres derrotan a un dictador
Es diciembre de 1977 y cuánta memoria agrupa
a cuantos recobramos la fe en la patria y en el pueblo en un momento decisivo
para la historia de Bolivia en lo que se vino a llamar los últimos días del
dictador Banzer Suarez.
Y es que a sólo tres días de iniciada la
huelga de hambre por la amnistía irrestricta para que vuelvan todos los exiliados
y confinados de la dictadura del septenio banzerista, Domitila se une a cuatro
valerosas mujeres: Aurora Lora, Angélica Flores, Luzmila Pemintel y la valiente
Julieta que, junto a Lucho Espinal, Javier Albó y otros activistas dieron
muestra de valentía en la huelga de hambre en el diario Presencia.
El país al ver a mujeres mineras en una lucha, se dispone a desafiar
al dictador y al paso de 10 días ya eran 600 personas en templos, capillas,
escuelas, hospitales y salas de cine. La huelga creció hasta que el dictador se
rindió!
A ella la vida sindical la ha marcado: Si le dan a elegir otra vez
entre Estocolmo o París donde estuvo exiliada, prefiere las minas de Pulacayo y
Siglo XX. Gusta de la música social de su amiga Mercedes Sosa, y disfruta la
novela El Coronel no tiene
quien le escriba, del colombiano Gabriel García Márquez. ¿Que si lo conozco a García Márquez?,
estuvimos con él cuando le entregaron el nobel de Literatura en 1982 en
Estocolmo, dijo en una oportunidad.
En estos últimos años cambia de residencia y se traslada a
Cochabamba, y es desde donde Domitila impulsa la Escuela Móvil de formación, un
espacio para contar la historia “no oficial” de Bolivia y está por lanzar el
Movimiento Guevarista, una fuerza política que apuesta por una nueva revolución
en Bolivia.
Las visiones y percepciones actuales
Han sido
varios historiadores y escritores quienes esgrimieron su testimonio de su larga
experiencia sindical y de mujer vinculada al quehacer político de las organizaciones en las minas. Uno de éstos
consultó su percepción respecto del Decreto 21060, Domitila dijo que, para ese
tiempo, “fue una bomba atómica contra el movimiento obrero”. Domitila haciendo
un profundo análisis al contexto histórico, indicaba las consecuencias de la
aplicación de ese decreto para el pueblo boliviano.
Decía: “La
burguesía siempre ha sido brutal, mentirosa y ladrona. En la Guerra del Chaco
se encontraron por primera vez los pobres de las minas, el campo y las
fábricas. Eso desembocó en la revolución de 1952. Allí el pueblo luchó, pero le
entregó el poder a la pequeña burguesía. Esa burguesía que no estaba consciente
de lo que el pueblo quería…”
Añade, “el
21060 ideado por Jeffrey Sachs, fue una bomba atómica para los trabajadores de
Bolivia. El modelo neoliberal en 1985 echó a la calle a más de 50.000 obreros.
El decreto decía que dejemos en 90 días las viviendas donde muchos habíamos
nacido, ¿y dónde íbamos a ir? Entonces mi padre, que luchó por la patria en el
Chaco y peleó por su clase en el ´52, murió pobre, sabiendo que quedábamos sin
nada. Si mi padre resucitara vería cuántos niños seguimos teniendo desnudos
como entonces, mendigando en la calle. Mi madre había muerto cuando yo tenía
diez años, de modo que quedé responsable de cuatro hermanas menores.
Cuando le
consultan de las luchas sociales que están culminaban siempre en
enfrentamientos de muertos y derramamiento de sangre y que la clase obrera
boliviana antes era más combativa o que los gobiernos eran más represivos,
Domitila haciendo un profundo análisis al contexto histórico, indicaba que en
los años de las dictaduras y de gobiernos neoliberales esos gobiernos tuvieron
un comportamiento mas represivo porque la clase obrera no se doblegaba.
Con respecto
a si el país tiene memoria para ver el futuro, Domitila señala que el pueblo sí
tiene memoria y son los medios de comunicación los que quieren hacer olvidar la
historia. “Los medios nos hablan de
violencia. ¿Por qué no muestran las razones por la que un pobre mata a otro por
un pedazo de pan?”
Con relación al papel de las radios mineras en los movimientos laborales en los ´70, Domitila señala que después de la revolución del ´52 los sindicatos decidieron contar con sus propias radios a través de campañas populares. Y que en circunstancias difíciles, golpes de estado y problemas con los obreros, había cadenas de 30 radios mineras y el ejército las destruyó. Esa experiencia se extendió hasta 1985 cuando el 21060 terminó todo. Hoy persiste la radio minera pero ya no tiene fuerza y esa gran experiencia de información fue la pionera en la historia de las radios en Bolivia, remarcó.
Con relación al papel de las radios mineras en los movimientos laborales en los ´70, Domitila señala que después de la revolución del ´52 los sindicatos decidieron contar con sus propias radios a través de campañas populares. Y que en circunstancias difíciles, golpes de estado y problemas con los obreros, había cadenas de 30 radios mineras y el ejército las destruyó. Esa experiencia se extendió hasta 1985 cuando el 21060 terminó todo. Hoy persiste la radio minera pero ya no tiene fuerza y esa gran experiencia de información fue la pionera en la historia de las radios en Bolivia, remarcó.
Su
percepción respecto del presidente Evo Morales es muy escueta y no va más allá
cuando dijo que tiene que gobernar y dirigir el país se tiene que hacer junto al pueblo y que “para tomar el poder y
gobernar, se tiene que escuchar al pueblo y planificar las tareas más urgentes
con él”, remarcó.
Y con respecto a
la “Media Luna”, dijo que no nunca le dio importancia y que para tratar de
frenar los avances y buscar intereses contrarios al país “inventan todo y
tratan de distraernos…”
Finalmente
comparto con ustedes amigos lectores el texto del escritor uruguayo, Eduardo
Galeano, que en su libro “Memorias del fuego”, retrataba así a Domitila
Chungara:
“Los mineros bolivianos son hijos de
la Virgen y sobrinos del Diablo, pero nadie los salva de morir temprano.
Metidos en las tripas de la tierra, los aniquila la implacable lluvia del polvo
del socavón. Al salir de allí, los mineros buscan la fiesta. Mientras dure la
breve vida y quieran las piernas moverse, es preciso comer guiso picante y
beber trago fuerte y cantar y bailar a la luz de las fogatas que calientan el
páramo. En esta noche de San Juan, mientras ocurre la mejor de las fiestas, el
ejército se agazapa en las montañas.
Casi nada se sabe aquí de los
guerrilleros del lejano río Ñancahuazú, pero el general Barrientos cree que en
cada minero anida un taimado terrorista. Antes del amanecer, al final de la
fiesta de San Juan, un huracán de balas arrasa el pueblo de Llallagua. Hay que
cavar muchos pozos. Cuerpos de todos los tamaños yacen en hilera, tendidos,
esperando. Domitila grita contra los asesinos, desde lo alto del muro de un
cementerio. Ella vive en dos piezas sin letrina ni agua, con su marido minero y
siete hijos. El octavo quiere salir de la barriga. Por insultar al ejército
boliviano se la llevan presa. Un militar le escupe la cara, ella le escupe la
cara y él le da una patada. “Le di un sopapo. Me apretó mi cuello y estaba por
ahorcarme. Del puño lo había agarrado y lo había estado mordiendo... Tuve un
asco terrible al sentir en mi boca su sangre”, dice Domitila. “Cuando me
desperté como de un sueño, había estado tragándome un pedazo de mi diente.
Entonces noté que el tipo me había roto seis dientes”. La encierran en prisión
y sobre la tierra fría nace y muere su hijo...”
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