— ¿Va a reunirse con los dirigentes de Comcipo?, ¿va a firmar los acuerdos?
— Yo me he reunido varias
veces con ellos, con los cívicos. Me reuní en el Palacio de Gobierno con
(Jhonny) Llally, ustedes son testigos. En Potosí, dos o tres veces.
Pero el gran problema de los dirigentes de Comcipo (Comité Cívico
Potosinista) es que una cosa se acuerda y otra cosa se habla, mentira
tras mentira. Yo tengo algo de ética; le dije a Celestino Condori
(anterior líder de Comcipo) que hablemos la verdad: de lo que hemos
acordado, se habla, y de lo que no hemos acordado, también. Hay
coincidencias y no, y de lo que se acuerda, se habla otra cosa. A Llally
le dije que sepamos comunicar a los medios y hablemos la verdad.
Segundo, revise la historia:
cuando hay conflictos, Evo no está en el diálogo, y no va a estar en el
diálogo, quiero que sepa. Yo no soy quien tiene que resolver (las
demandas), son los ministros que tienen que ir al diálogo.
Tercero,
cuando dicen “Evo o nada”, no puedo permitir que se piense que los
ministros no sirven y solo Evo sirve. Los ministros sirven y están para
eso. También niegan diálogo al vicepresidente (Álvaro García). No puedo
descalificar al Vicepresidente y los ministros. Al contrario, para que
sean parte de los hechos históricos de Bolivia (la adjudicación de la
construcción de una planta de sales de potasio), he invitado a los
dirigentes a que vayan a Uyuni, donde arrancamos con la
industrialización. Tenemos una planta piloto que costó como $us 20
millones y ya tenemos un laboratorio, y científicos que investigan.
Ahora, los que tienen experiencia en litio ya no nos chantajean diciendo
que nos van a ayudar a extraer materia prima y después llevársela.
Quieren ser socios, se ruegan.
No es un problema de
reivindicación, sino uno político. Lamento mucho que la ciudad de Potosí
esté engañada bajo mentiras y fines políticos. Que Llally, ahora y
Condori, antes, coincidan en la demanda de federalismo con Manfred Reyes
Villa, llama la atención.Y con Mario Cossío o Rubén Costas.
— En este conflicto no es la demanda.
— Pero llegan marchando y
pidiendo federalismo. ¿Cómo que no hay nada? Durante la marcha siempre
hablaron de federalismo, y siguen haciéndolo, coincidiendo con aquellos
políticos. Y lamento que sea con dos corruptos que escaparon de Bolivia,
Cossío (Paraguay) y Reyes Villa (Estados Unidos). Además, los ministros
fueron a resolver las demandas, no hay nada que atender. El pliego ha
sido respondido oportunamente. Hubo comisiones de trabajo y varias
delegaciones enviadas a Potosí. Como decía el ministro de Gobierno
(Carlos Romero), tienen derecho como Reyes Villa de lanzar su propuesta
de federalismo, aunque perdió. El Comcipo de antes, que luchaba contra
los partidos neoliberales, ahora lucha con la derecha y los corruptos.
Afirmar que no hay trasfondo político es una gran mentira. Cuando
alguien me miente, pierde autoridad; solo por respeto lo saludo.
— Se lo siente enojado con el movimiento cívico.
— No es con el movimiento
cívico, sino con las personas que lo conducen. Decía qué marcha, si se
han venido en carro. De Caracollo a La Paz son ocho días de marcha, con
un día de descanso en Achica Arriba. Creo que desde Challapata llegaron
en cuatro o cinco días. ¿Qué marcha? Cómo mienten al pueblo boliviano.
Quien roba y quien miente, pierde autoridad; a veces no tengo ganas ni
de saludarlos.
— ¿A qué se refiere cuando dice que hubo acuerdos y desacuerdos? Por ejemplo, ellos reivindican el aeropuerto y la cementera, que usted prometió.
— Nosotros siempre dijimos
que tiene que haber un estudio. Y el Gobierno ha estudiado sobre si la
fábrica de cemento puede ser rentable o sostenible; tienen que entender
que cualquier industria tiene que generar divisas para el Estado, sino
no sirve esa industria. Que yo sepa, por ejemplo, solamente tomando en
cuenta el mercado interno, va a ser suficiente una sola fábrica del
Estado, que está en Caracollo (Oruro), y otra, en estudio, en Santa
Cruz. Con eso vamos a copar el mercado, y no creo que el Estado gane
exportando cemento.
En La Razón informaron, por ejemplo, que Soboce
tiene pérdidas de 40% (las utilidades en 2014 se redujeron en 48,7%),
sin que hayan dos fábricas de cemento. Y no es cuestión de suministro de
gas, que siempre se puede resolver. ¿Qué mercado va a haber? Espero no
equivocarme, la tonelada de cemento se vende entre $us 160 y $us 190.
Por eso estamos apostando, por ejemplo, al litio (cloruro de potasio),
cuya tonelada vendimos en $us 400 y empieza a subir a $us 600.
Industrializada, tonelada de $us 160 o $us 600, ¿a cuál hay que apostar?
Se trata de cuestión económica, y estamos hablando de solamente una
parte de la explotación de litio.
Me sorprendió que con esa planta ya
hemos procesado cloruro de potasio y vendido en Santa Cruz, en el
mercado interno, y falta todavía. Por eso estamos empezando con la gran
industria. Y no por una industria que no va a rentar. Ni van a ser 500
fuentes de empleo, quizás 300.
— ¿Y el aeropuerto?
— Peor todavía. Yo tuve dos
problemas serios al despegar de ese pequeño aeropuerto. Para entender,
estaba abandonado y le dimos funcionalidad. Me acuerdo que cuando Santos
Ramírez (reo en San Pedro) era presidente de YPFB pusimos una avioneta
de la Fuerza Aérea. Llevaba cuatro o cinco pasajeros para empezar. A
partir de las 16.30 no se puede levantar vuelo, ese viento cruzado
quiere llevarse al avión. Soy medio sereno, pero me asusté. Es mejor
salir de Potosí por Sucre. Pedí informes a la Fuerza Aérea Boliviana y
no recomienda la construcción. Cómo habrán construido ese aeropuerto. Yo
les dije, hace un año o dos, que consigan un terreno para el nuevo
aeropuerto, como Uyuni, que vamos a hacerlo. No tienen, y no hay uso del
aeropuerto, y hay que retirarlo porque ni el potosino quiere usarlo,
siempre usa Sucre para volar al interior. Hemos tenido que cerrar los
vuelos, había uno, dos o tres pasajeros.
— Entonces, ¿son inviables los dos proyectos?
— Totalmente inviables,
demostrados técnicamente y económicamente. El exgobernador de Potosí
hizo un estudio que decía que hay que tumbar un cerro a un costo de $us
56 millones. Con ese dinero haríamos tres aeropuertos como Uyuni, que
cuesta $us 14 millones. Por más que se haga con recursos departamentales
o locales, ese aeropuerto no va a tener funcionalidad, estoy convencido
de eso. No creo que las empresas aéreas entren a operar, y la que
estaba operando, creo Aerocon, ya ha cerrado. Seguramente, no es
rentable ni operable. Y saben los potosinos eso; el problema es que hay
capricho. Dicen “cómo Uyuni va a tener aeropuerto y nosotros no”. La
Alcaldía de Potosí no dispone de un lugar para un aeropuerto. Si
consiguen, lo hacemos, se los dije oportunamente.
—¿Cómo se resuelve el conflicto? ¿Usted va a participar de la solución?
— Para eso están los
ministros. Y otra mentira, dijeron que Gonzalo Sánchez de Lozada firmó
acuerdos… La única vez cuando inauguró una reunión en 1994, nada más.
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