jueves, 12 de junio de 2014

Lloyd Aéreo Boliviano derribado en pleno vuelo

http://adolfomendozaleigue.blogspot.com/2014/06/lloyd-aereo-boliviano-derribado-en.html

CEMPyC (11-06-14).- Un dudoso proceso de adjudicación con el discurso de capitalización despojó a los bolivianos de su línea aérea bandera; sin valorar su larga y prestigiosa trayectoria, la compañía fue entregada, sin reparos, a un ciudadano brasileño de cuestionada reputación.

El primer despegue

El 15 de septiembre de 1925, año del centenario de la República de Bolivia, 27 visionarios a la cabeza de Guillermo Kyllman dieron impulso a la creación de la primera línea aérea en el país: Lloyd Aéreo Boliviano - LAB. El propósito era acortar las distancias y vencer los obstáculos geográficos característicos del territorio boliviano que, por entonces, contaba con limitado acceso caminero y de ferrocarriles.

El primer vuelo del LAB se realizó en un Junker-F13L, con dos tripulantes y cuatro pasajeros, en la ruta Cochabamba – Sucre. El éxito de conexiones promovió la creación de la Escuela de Pilotos y Mecánicos en 1927, con ese aporte ya en 1930 surcaba no sólo el cielo boliviano uniendo a La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija, Trinidad y Sucre, sino también alzó vuelo hacia Chile, Perú y Brasil.

El LAB va a la guerra

Estallada la contienda del Chaco, el Lloyd Aéreo Boliviano pone a disposición del Estado sus recursos materiales y humanos, sin que este hecho afecte sus rutas comerciales. Este aporte despierta el aprecio del pueblo boliviano y el reconocimiento del gobierno. Concluida la guerra en 1936, potencia sus servicios con 11 aeronaves más.

En 1941, durante el contexto de la segunda guerra mundial, el gobierno boliviano nacionaliza las acciones que ciudadanos alemanes tenían en el LAB, manteniendo a través de una resolución su carácter de sociedad anónima por 30 años más, con carácter prorrogable. Moderniza su flota cambiando los modelos de naves alemanas por americanas.

La era del Jet

Concluyendo la década de los años 60, el LAB adquiere una nave 727-100 con la que ingresa a la era del Jet. Esta adquisición se complementa a mediados del 70 con tres aeronaves Boeing de gran capacidad que le permite a la empresa mejorar y ampliar sus vuelos hacia nuevos destinos en Sur y Norteamérica.

En agosto de 1972, mediante decreto, el LAB es denominado “línea bandera de Bolivia”, a fin de realizar convenios de carácter internacional en lo concerniente al transporte aéreo.

Con mayoría absoluta del Estado (97,8%), en 1979 la aerolínea se establece como de sociedad de economía mixta, hecho que se mantuvo hasta 1995. El Lloyd Aéreo Boliviano era de sinónimo de prestigio y orgullo para los bolivianos por el nivel de excelencia alcanzado pese a dificultades financieras a los que fue sometido por los gobiernos de entonces.

Los albores del desastre

Las leyes de privatización y capitalización desarrolladas por los gobiernos neoliberales, al inicio de los 90, marcaron el inicio del fin de más de 400 empresas públicas, entre ellas la línea bandera de Bolivia.

En 1990, Samuel Doria Medina, asesor del gobernante Jaime Paz Zamora, anuncia de manera pública a los medios de comunicación que “deben ser privatizadas 100 empresas estatales”, estando entre ellas al LAB. Al momento de intentar este cometido, trabajadores de la línea aérea, organizaciones sindicales, sociales y cívicas de Cochabamba frenan este primer intento de privatización haciendo manifiestas su indignación y protestas, entre 1992 y 1993.

Con el ascenso de Gonzalo Sánchez de Lozada a la presidencia en 1993, la privatización se disfraza con el término capitalización, y se arremete nuevamente contra el LAB bajo la excusa de “modernizar la flota, mejorar los servicios y prepararse para competir en el largo plazo, buscar formas de asociación que permitan economías de escala y evitar la interferencia política sindical en la administración de la empresa.” Nada de esto se cumplió, es más, la “capitalización” fue la inyección letal que exterminó la línea bandera.

El derribo de una compañía pujante

El 21 de marzo de 1994 se promulga la Ley de Capitalización, un disfraz que oculta la continuidad de la privatización de las empresas públicas iniciada en el gobierno del MIR.

Para el proceso fueron contratadas cinco consultoras
A pesar de las notas informativas y de opinión reflejadas en varios medios de comunicación dando cuenta de que el LAB no tenía necesidad de ser capitalizada en virtud de sus proyecciones y las preferencias que le otorgaba su carácter de línea bandera, el ministro de Capitalización, Alfonso Revollo Thenier, contrapone esta posición con la falsedad de que la empresa perdía mensualmente $us 700 mil dólares y que al ser capitalizada se revertiría esa situación. La memoria anual del LAB correspondiente a 1994, que fue aprobada por unanimidad, da cuenta que el Balance de Gestión de ese año muestra la reversión de pérdidas de $us 23 millones a tan sólo 3,8 millones.

La resistencia ciudadana y laboral en Cochabamba, amplia y contundente según publicaciones en los medios, no para la arremetida contra la “capitalización” del Lloyd.

Lamentablemente, de nada valieron las posiciones contrarias a la enajenación de la línea aérea respaldadas con estudios y expuestas de manera pública en sentido de que se podía y se debía prescindir de entregar a manos privadas una empresa de tan grande trayectoria y potencial.

Entre las más destacadas están:

“...no es conveniente capitalizar unidades fundamentales de la economía nacional sin saber lo que realmente cuestan…Lo fundamental en el caso LAB, no es ni siquiera el precio sin el control del espacio. Para un país enclaustrado, sin salida soberana hacia los océanos tener autonomía en el campo de la aviación es vital.” (OPINIÓN, 2/10/1995).

“…con la venta del 50% de sus acciones significará la liquidación de la línea bandera…en todas partes donde este tipo de empresas han sido capitalizadas, los socios estratégicos las desmantelan en beneficio de sus propios intereses, que no son los del país y menos de las regiones.” (ÚLTIMA HORA, Resistencia Laboral para Capitalizar el LAB, nota con declaraciones del dirigente José Gutiérrez. 7/10/1995).

“El plan estratégico propuesto por los consultores que estudiaron la capitalización del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) revela que la empresa puede marchar con una positiva proyección financiera sin un socio capitalizador. La propuesta está basada en las ventajas competitivas del LAB, la situación geográfica desde donde opera, y la explotación de nuevas oportunidades ofrecidas por la mayor liberalización del transporte aéreo. El informe concluye que, con carácter “confidencial” y reservado, ha sido manejado en esferas del LAB y del Gobierno, e incluso facilitado a los interesados en la capitalización de la empresa… ” (LA RAZÓN, El Lab puede prescindir de la capitalización, 8/10/1995).

“El Lloyd Aéreo Boliviano dejó de ser una empresa deficitaria para pasar a ser una empresa viable y capaz de rendir utilidades. Desde junio de 1995 se advierte ganancias con un aproximado por mes de 4.200.000 bolivianos.” (OPINIÓN, LAB dejó de ser una empresa deficitaria a partir de 1995, declaraciones de Napoleón Araujo, Presidente del LAB, 9/10/1995).

El golpe final

El 12 de junio de 1995, el Ministerio de Capitalización aprueba los Términos de Referencia mediante Resolución Ministerial Nº 030/95, éstos tendrían hasta octubre de ese mismo 18 enmiendas. Por entonces, Alfonso Revollo Thenier, ministro de Capitalización y el secretario de esa cartera, Edgar Saravia, se explayaban en declaraciones en sentido de que había importantes interesados en adquirir las acciones del LAB. Empezaron citando una cifra de nueve proponentes, pero terminaron cerrando su negocio con una sola empresa de Brasil.

Inversión prometida en el LAB
Luego de casi cuatro meses de tensión, finalmente el gobierno de Sánchez de Lozada anuncia que el jueves 19 de octubre de 1995, en el auditorio del Banco Central de Bolivia se conocerá las ofertas de seis empresas interesadas en capitalizar el LAB. El día anterior, de modo inesperado se emite la Resolución Suprema Nº 216358 para viabilizar la licitación con un único proponente, modificando la R.S. 215485 de marzo de 1995. ¿Cuál fue la necesidad de hacer aquello si se pregonó todo el tiempo que había muchas empresas interesadas? ¿Qué intereses motivaron continuar con la licitación contra viento y marea? ¿Acaso se conocía previamente quiénes presentarían los sobres y cuántos serían? Quizá la respuesta se evidencie en que el proceso de adjudicación sólo tomó 24 horas, pues el 20 de octubre la Viácao Aérea Sao Paulo S.A (VASP) del Brasil ya tenía el 50,3% de las acciones del Lloyd Aéreo Boliviano bajo promesa de invertir $us 47,4 millones, en función del D.S. 24146, haciendo caso omiso del informe del Banco de Inversión Banque Paribas, que en abril de 1995 estableció en un informe confidencial que el valor de mercado del LAB ascendía a 69.945.000 dólares.

El periodista José Antonio de la Vía en su nota “Réquiem para el LAB”, publicada el 18 de octubre, en el diario Opinión, afirma:

“Después de setenta años de haber surcado los cielos de la patria y de las tres Américas, el LAB, llega al final de su vida con la llamada “Capitalización”, por la cual será vendido a un precio inferior al que vale cualquiera de sus aviones tratados como chatarra u obsoletos... Esta empresa pionera de la vinculación de Bolivia con alejadas ciudades del oriente y en la que han ofrendado su vida varios aviadores alemanes fundadores, así como tripulantes nacionales, hoy, por obstinada tozudez y obsecuencia sin límites hacia los patrones capitalistas, se la va a enterrar. Paz en su tumba. ”

Lo que vino en el maletín de la VASP

Viácao Aérea Sao Paulo S.A – VASP fue adquirida en 1990 por el consorcio Voe Canhedo, encabezada por Wagner Canhedo Azevedo. De acuerdo a fuentes mediáticas de Brasil, esa compra estaba rodeada de “condiciones sospechosas” ya que días antes de efectuar la transacción Canhedo recibió del gobierno un monto superior al costo de la aerolínea. Ya en 1989, Canhedo fue investigado y citado en cuatro ocasiones por la Comisión de Fiscalización y Control del Congreso del Brasil por denuncias de desvío estatal de fondos. Al momento de adquirir las acciones del LAB las deudas de Canhedo ascendían a $us 800 millones. ¿Acaso las consultoras internacionales contratadas por decenas de miles de dólares no advirtieron al gobierno del MNR sobre la situación caótica de la VASP y los antecedentes oscuros de Canhedo? Y si lo hicieron, ¿Por qué la prisa de la adjudicación entre gallos y medianoche?

Obviamente que el beneficio no fue para Bolivia ni para los bolivianos, por el contrario, al mes de la adjudicación, sin contemplar ningún curso legal, el 23 de noviembre, mediante D.S. 24166, se autoriza modificar los términos de los contratos de capitalización y de administración del LAB, favoreciendo aún más a la adjudicataria. Con estas modificaciones, el 30 de noviembre de 1995 se firma el contrato que sería la sentencia lapidaria para la aerolínea.

Un contrato manejado arbitrariamente

De acuerdo a informes de la Superintendencia de Transportes y del Viceministerio de Transportes, la VASP habría cumplido los acuerdos contractuales firmados en 1995. Sin embargo, lo que no se informa es que, de manera unilateral, la capitalizadora cambió y/o suprimió condiciones del contrato, por ejemplo:

La VASP debe pagar el alquiler de dos aeronaves en un 30% ($us 8.605.000). El Directorio del LAB, presidido por Canhedo, anula la obligación de este alquiler modificando unilateralmente el contrato, ilegalidad que fue avalada por el ex ministro de Capitalización Alfonso Revollo Thenier.

El Contrato de Administración prohibía la contraprestación de servicios de la VASP con el LAB. Pese a ello, el 6 de junio de 2000 el LAB concilió una deuda de $us 11.540.518 con la VASP por gastos operativos efectuados en Miami desde 1996, compromiso que no fue registrado contablemente pero que se evidenció en un convenio firmado entre los Canhedo, que eran presidentes del LAB y de VASP. La aerolínea brasilera se cobra la deuda arrebatando las acciones que el Lloyd tenía en la Sociedad Internacional de Telecomunicaciones Aeronáuticas (SITA), por $us 9.8 millones. Aun así, el LAB queda debiendo a la capitalizadora VASP $us 1.7 millones.

Más saqueo que capitalización

VASP, desde su posesión del LAB, inició un proceso de vaciamiento económico del LAB, proceso denominado «cavar el túnel», que quiere decir proceso de transferencia o desvíos de activos y ganancias por fuera de la empresa controlada.

Este hecho se verifica fundamentalmente en el desfalco de los almacenes del LAB, denunciado oportunamente por los trabajadores. Asimismo, incumple los aportes a las AFPs alcanzando hasta 2012 una deuda de Bs 200 millones.

Por otra parte, se constata que entre 1991 y 1995 el Lloyd Aéreo Boliviano realizó 123 mil vuelos. En el siguiente lustro, 1996-2000, éstos ascendieron a 178 mil. Estas cifras, traducidas en montos dan cuenta que en 1997 se registró un ingreso por venta de Bs 946 millones que generaron Bs 4,8 millones en utilidades. Pero pese al incremento de vuelos y a una venta por Bs 925 millones, el año 2000 se registran pérdidas por Bs 50 millones.

Ya en noviembre de 2002, se advierte esta situación, cuando la empresa de auditoría externa Ernst & Young emite el informe sobre los estados financieros del LAB al 31/12/2001, con abstención de opinión, incluyendo varias observaciones, por ejemplo, que el manejo financiero de la empresa no está respaldado y que el LAB se encuentra en quiebra técnica.

Wagner Canhedo vende acciones y abandona la nave

El contrato de Capitalización y Suscripción de Acciones establecía el compromiso de la VASP a no transferir las acciones adquiridas sin autorización del LAB, del Estado y del fiduciario de las acciones. Haciendo caso omiso de esta cláusula y contra todo orden legal, el 9 de noviembre de 2001, Wagner Canhedo vende sus acciones a dos empresarios bolivianos: Ernesto Asbún y Raúl Garafulic.

“Capitalización”, sinónimo de desastre para el LAB

La caótica situación del LAB en el 2002 promueve la pérdida de su carácter de línea bandera y de la soberanía del espacio aéreo de Bolivia, lo que conlleva a perder la preferencia en rutas nacionales e internacionales así como toda la inversión económica y social que el Estado boliviano realizó en la aerolínea.

El empeño del gobierno de Sánchez de Lozada por disfrazar la privatización con el título de “capitalización” para entregar los excedentes económicos y nuestros bienes y recursos naturales a grupos empresariales privados, nacionales y extranjeros, provocaron la ruina no sólo de empresas públicas, sino también el destino de miles de trabajadores y sus familias.

Fuente: Comisión Especial Mixta de Investigación de la Privatización y Capitalización