lunes, 4 de noviembre de 2013

Una maquinaria se puso en movimiento

http://www.cambio.bo/index.php?pag=leer&n=102051

Editorial Periodico Cambio

LA CAMPAÑA OPOSITORA Y MEDIÁTICA EN EL EXTERIOR

Jaime Aparicio, ex embajador de Goni, y el activista de NFR Teddy Gamboa asesoraron a la oposición en la CIDH.


Al menos tres acontecimientos referidos al campo político boliviano muestran que sectores de la derecha intensifican una campaña, con el apoyo internacional de grupos ultraconservadores, para estigmatizar el proceso de cambio en el país.

Uno de esos acontecimientos fue la publicación del artículo de la periodista O’Grady, en el periódico The Wall Street Journal, en el cual compara a Bolivia con Afganistán, y opina, sin ningún fundamento, que el país es un centro para el crimen organizado y un refugio de terroristas.

Al respecto, el Gobierno dejó en claro la falsedad de los comentarios de la periodista, a los cuales calificó como “delirantes”, ya que O’Grady es conocida por sus excesos, inexactitudes, falsos alegatos y difamaciones contra la izquierda, pero sobre todo contra Gobiernos progresistas de Latinoamérica.

El otro acontecimiento es la reciente reunión, en Sao Paulo, entre Branko Marinkovic (señalado judicialmente por impulsar el separatismo en Bolivia), Róger Pinto (que fugó a Brasil pese a que debe responder ante la justicia por corrupción pública) y Jorge Tuto Quiroga (que enfrenta un juicio por el caso ‘petrocontratos’).

El tercer dato se visibilizó en Washington, Estados Unidos, donde la Fundación Nueva Democracia, cuyo dueño es Óscar Ortiz, lugarteniente de Rubén Costas, presentó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denuncias de presunta violación de los derechos humanos de parte del Gobierno, que al final no pudo probar.

Jaime Aparicio, ex embajador de Gonzalo Sánchez de Lozada, y el activista de NFR Teddy Gamboa asesoraron la denuncia y ejercieron presión.

Esos hechos se suman a otros recientes: hace poco, desde Brasil, la revista Veja difundió publicaciones (sin pruebas ni rigor) que intentaron vincular con actividades del narcotráfico a las altas autoridades bolivianas. El Gobierno desmintió de manera fehaciente esas versiones falaces.

Los indicios señalados muestran no sólo una influencia/asesoramiento/financiamiento de Goni sobre sectores de la oposición boliviana, sino evidencian que está en funcionamiento una maquinaria engrasada con apoyo  internacional, que apunta a desgastar los logros del Gobierno.