http://www.cambio.bo/index.php?pag=leer&n=102051
Editorial Periodico Cambio
LA CAMPAÑA OPOSITORA Y MEDIÁTICA EN EL EXTERIOR
Jaime Aparicio, ex embajador de Goni, y el activista de NFR Teddy Gamboa asesoraron a la oposición en la CIDH.
Al menos tres acontecimientos referidos al campo político boliviano
muestran que sectores de la derecha intensifican una campaña, con el
apoyo internacional de grupos ultraconservadores, para estigmatizar el
proceso de cambio en el país.
Uno de esos acontecimientos fue la publicación del artículo de la
periodista O’Grady, en el periódico The Wall Street Journal, en el cual
compara a Bolivia con Afganistán, y opina, sin ningún fundamento, que el
país es un centro para el crimen organizado y un refugio de
terroristas.
Al respecto, el Gobierno dejó en claro la falsedad de los comentarios de
la periodista, a los cuales calificó como “delirantes”, ya que O’Grady
es conocida por sus excesos, inexactitudes, falsos alegatos y
difamaciones contra la izquierda, pero sobre todo contra Gobiernos
progresistas de Latinoamérica.
El otro acontecimiento es la reciente reunión, en Sao Paulo, entre
Branko Marinkovic (señalado judicialmente por impulsar el separatismo en
Bolivia), Róger Pinto (que fugó a Brasil pese a que debe responder ante
la justicia por corrupción pública) y Jorge Tuto Quiroga (que enfrenta
un juicio por el caso ‘petrocontratos’).
El tercer dato se visibilizó en Washington, Estados Unidos, donde la
Fundación Nueva Democracia, cuyo dueño es Óscar Ortiz, lugarteniente de
Rubén Costas, presentó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) denuncias de presunta violación de los derechos humanos de parte
del Gobierno, que al final no pudo probar.
Jaime Aparicio, ex embajador de Gonzalo Sánchez de Lozada, y el
activista de NFR Teddy Gamboa asesoraron la denuncia y ejercieron
presión.
Esos hechos se suman a otros recientes: hace poco, desde Brasil, la
revista Veja difundió publicaciones (sin pruebas ni rigor) que
intentaron vincular con actividades del narcotráfico a las altas
autoridades bolivianas. El Gobierno desmintió de manera fehaciente esas
versiones falaces.
Los indicios señalados muestran no sólo una
influencia/asesoramiento/financiamiento de Goni sobre sectores de la
oposición boliviana, sino evidencian que está en funcionamiento una
maquinaria engrasada con apoyo internacional, que apunta a desgastar
los logros del Gobierno.