http://www.cambio.bo/opini%EF%BF%BDn/20130813/el_censo_como_excusa_97289.htm
Opinión
POLÍTICO-ECONÓMICA
Max Murillo Mendoza
El Censo fue otra excusa de la prensa tradicional y costumbrista
colonial para atacar al Gobierno e inventar problemas y encubrir
intereses absolutamente políticos. Mientras se realizaba la cumbre
anticolonial en Cochabamba, la prensa se puso de acuerdo para no dar
cobertura, y dedicarse a los resultados del Censo, pero como excusa
política.
Nada casual que sean los comités cívicos, sobre todo de las ciudades
troncales, los que lancen conjeturas y su grito al cielo, fijándose sólo
en los números de los habitantes sin considerar aspectos de avances y
conquistas, como la alfabetización y otros aspectos. Comités cívicos
tristemente célebres por ser nidos de las oligarquías regionales, que
por supuesto les interesan los habitantes no como humanos, sino como
dinero y factura de sus posibles negocios. El desarrollo simplemente es
una buena excusa del discurso colonial, representado por los comités
cívicos. Estas entidades ya no tienen autoridad moral, y deberían ser
reemplazadas por instituciones más representativas y legítimas. En el
pasado inmediato, incluso en estos días, demuestran lo que siempre
fueron: nidos de las oligarquías regionales y colonias extranjeras
regionales que jamás compartieron nuestras conquistas o sueños, sino sus
propios negocios y expoliación de nuestras riquezas. Así de simple.
El último Censo fue boicoteado por estos sectores reaccionarios, que
insistieron políticamente y oportunistamente en considerarse “mestizos”,
es decir cholos, otra vez en contra de lo indígena y campesino. Su odio
desmedido y a flor de piel al sector indígena les traba realmente ser
más inteligentes con la política. No pueden. A pesar de ese boicot se
realizó el Censo. Los resultados tienen que ser interpretados y
analizados en profundidad, más allá de los posibles errores técnicos.
Aquí solamente resalto estas actitudes coloniales, de seguir sintiéndose
los amos de nuestras regiones y seguir siendo los campeones del
“desarrollo”.
Lo acontecido en años de sus gobiernos neoliberales, y antes también, es
que el desarrollo para ellos significa asalto, robo, desfalco,
corrupción generalizada y destrucción de nuestro patrimonio. Que hoy
aparezcan en la prensa como los salvadores del “desarrollo”, con la
excusa del Censo, sólo les delata lo que son: coloniales de mentalidad
decimonónica e incluso del siglo XVI. Estos “mestizos y cholos” no
duermen tranquilos, los mitos de sus desarrollos se han derrumbado hace
mucho tiempo, y al parecer no se dan cuenta de lo que sucede en sus
propias narices. Y pues, el tiempo ha pasado, sus nostalgias coloniales
en muchos casos son recuerdos trágicos; pero estos sectores siguen
arrastrando esa nostalgia como si nada habría pasado.
El Censo, sin embargo, notifica la reducción de los habitantes que se
consideran indígenas. Eso muestra el grado de influencia en el boicot de
los “mestizos”, que en realidad son colonialistas blancoides y
gringoides disfrazados de mestizos. Y ese punto debe ser atendido en
profundidad, debe ser estudiado y observado respecto de nuestras
políticas de Estado. Considero que el trabajo, en estos tiempos hacia
adelante, ahora debe concentrarse en las clases medias bajas y altas. Es
notoria la influencia, en estas clases, de las mentalidades coloniales
más recalcitrantes y antiindígenas, de sectores reaccionarios y
coloniales: prensa, sistema educativo, policía, universidades e iglesias
de distintos tipos. Por tanto, hay que considerar estrategias
educativas, comunicativas y de trabajo económico con estos sectores.
Sectores que están contaminados por aquellas mentalidades del apartheid y
el resentimiento social y económico. Sectores estratégicos e
importantes; pero dominados todavía por esos bolsones coloniales; con
poderosas influencias económicas y sociales: instituciones de
beneficencias, algunas despistadas ONG, etc. Nada fácil en perspectiva;
pero, insisto, un trabajo necesario y serio. Al final, nuestras naciones
están siendo atendidas como merecen después de siglos de olvido y
destrucción; sin embargo, sectores de clases medias (en todas sus gamas)
tienen también que ser atendidos y protegidos, sobre todo protegidos de
esa nociva contaminación mental colonial costumbrista de las
oligarquías reaccionarias y antibolivianas.
Las arduas tareas, complejas y enormes desafíos sociales que tenemos,
resultado de la arbitrariedad y despojo y asalto económico realizado por
las oligarquías y colonias extranjeras, son el sentido de construcción
del nuevo Estado en construcción. Los boicots permanentes de los
sectores antibolivianos y antiindígenas seguirán siendo el pan de todos
los días. Y es con estos boicots que seguiremos viviendo un tiempo más
hasta acercarnos al ideal de por fin tener un Estado absolutamente
inclusivo y absolutamente en manos de nuestras naciones quechuas,
aymaras y guaraníes. La infamia y la soberbia tienen los días contados;
pero no debemos fácilmente confiarnos, y no debemos caer en la
ingenuidad de que estos sectores se rendirán con facilidad. Tienen poder
económico e institucional. Y tienen también suficiente agresividad de
resentimiento colonial, por lo que tenemos que tener mucho cuidado y
mucha perspicacia hacia estas mentalidades, que seguirán encontrando
cualquier excusa para justificar sus propios intereses.