domingo, 15 de abril de 2012

Servicio Secreto de Obama bailó y libó en medio de solemnidad de Cumbre de las Américas

Cartagena de Indias, COLOMBIA, 14 abr (ABI).- Agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos dieron la nota discordante de la VI Cumbre de las Américas, inaugurada el sábado en Cartagena, al ser sorprendidos ebrios en un bacanal con chicas alegres de lupanar en un hotel de esta ciudad del noroccidente de Colombia, controlada al milímetro de noche y día por miles de militares y policías montados en carros y motocicletas con luces refulgentes.

    Inconfundibles entre los cartageneros mulatos, negros y blancos, de trato solícito y con el "bien pueda", "'alante'", "siga puesss?", "con gusto" o "que esté bien" y  a flor de labios, los miembros del cuerpo de élite de la protección del presidente Barack Obama, sin excepción roperos envueltos en masa muscular, cabello al ras en los costados, polo azul y pantalonetas beige, calcetines al tobillo y zapatillas blancas y, por supuesto, gafas obscuras,  se pasean por las calles cercanas a las playas paradisíacas de Cartagena a discreción.

    También suele vérselos montados en coches tipo Vann de puerta corrediza o en los contornos de las piscinas de hoteles exclusivos, al sol caribeño, en malla, intentando broncearse.

    Están en todos los lados y pululan por el exclusivísimo Hotel Hilton, tomado, literalmente, por la delegación de Estados Unidos.

    Un número no precisado de ellos fue sorprendidos con las manos en la masa, en trance de juerga, y Colombia lo puso, asimismo poco borrachos, patitas en la calle y los expulsó de la Cumbre, por "mala conducta".

    La expulsión por corridas licenciosas de los agentes del Servicio Secreto estadounidense, ya no tan discreto como debía serlo, tronó en los medios nacionales e internacionales más que los dos artefactos explosivos de baja potencia que estallaron el mismo viernes en Cartagena y Bogotá, cerca de la embajada de Estados Unidos, sin daños ni heridos.

    Cartagena, con una población mestiza que orilla el millón cien mil de habitantes, convertida este sábado y domingo en la 'Capital de América' lucía sus galas para decenas de cientos de turistas que recorren las calles de la 'Cuidad Antigua', protegida por una muralla de rocallosa que separa esta urbe hospitalaria del tibio Mar Caribe.

    La Ciudad Antigua, donde se han instalado el Centro de Convenciones y el Centro de Prensa, encierra un complejo de edificios coloniales restaurados para alentar el turismo, fuente primaria del sustento diario de la capital cartagenera.

    Balcones, arcos de medio punto, pasadizos, zaguanes de paredes gruesas, portones y enrrejados de hierro macizo, lo mismo que cañones dieciochescos y baterías de cañones decimonónicos, emplazados en la Muralla plantada para repeler los embates de los piratas ingleses y holandeses hace más de 200 años, caracterizan a esta ciudad embebida de historia y leyendas.

    Entre esas armas de museo bien tenidas por la Naval de Colombia, aparece la modernidad, con decenas de antenas parabólicas, instaladas por las cadenas de televisión y radio nacional e internacional, o agencias extranjeras lo mismo que un millar de periodistas venidos de todas partes ávidos de una primicia.

    Por si las tentaciones que dieron al traste con los agentes estadounidenses, abierta permanece la colonial Iglesia de San Pedro del Clavel, enclavada en medio de la Ciudad Antigua, restaurada de tantos cañoneos en 1930.

    Convertido en una fortaleza custodiada por la Policía de Colombia, amable pero implacable a la hora de disponer los pasos y cuidar los senderos peatonales, el Palacio de Convenciones, donde debaten a puerta cerrada los jefes de Estado y Gobierno de 33 países del Hemisferio, se ha hecho inaccesible para los 'caza noticias'.

   Nadie que no tenga que ver con la organización o que no responda a la lista suministrada por las cancillerías visitantes pasa. Lo garantiza un sistema de detección digital y miles de empleados por la organización de la Cumbre de las Américas.

    En las calles de la ciudad moderna erguida a espaldas de la Muralla, los precios han crecido hasta un 50%, los restaurantes hace su agosto en pleno abril' (el dicho vale también en Colombia que celebra su efeméride el octavo mes del año), los hoteles a la ribera de la costa están a reventar

    Un taxi cobra 15.000 pesos colombianos (poco menos de 10 dólares) por una carrera cualquiera que en La Paz costaría, en las manos del más angurriento de los radiotaxistas, 20 ó 30 bolivianos.

    La comida cartagenera es diversa. Se ofrecen mariscos y pollo aderezados con salsas caribeñas y las arepas, rellenas de queso, puerco, vacuno o pollo en sus barrigas, destacan en la gastronomía local.

    La Cumbre expirará a mediodía del domingo y le devolverá a Cartagena el sosiego que perdió a media semana, pero dejará obras que los cartageneros agradecen en tono de raga al Presidente de Estados Unidos, cuya llegada acicateó al alcalde cartagenero para realizar arreglos que llevaban años en pendiente. Cc               ABI



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