Editorial Periodico Cambio
En 1975, tres intelectuales publicaron las conclusiones para la Comisión Trilateral que, entre otros temas, hizo un pionero análisis de la incidencia de los medios de información masiva en la gobernabilidad de los Estados. Ese modelo puede contribuir a dar un vistazo del comportamiento mediático privado en Bolivia desde 2007, su poderío y la necesidad de que se cumplan a cabalidad los principios de veracidad y responsabilidad establecidos en la Ley Fundamental.
El informe de la Comisión fue escrito por Samuel P. Huntington, profesor de Gobierno de la universidad de Harvard, Michael Crozier, senior Research del Centro de la Investigación Científica de Francia, y por Joji Watanuki, profesor de Sociología de Sophia University de Tokio, Japón.
Identificaron tendencias que generaban disfunciones en la democracia, entre ellas: la deslegitimación de la autoridad; la fragmentación de los partidos y la pérdida de identidad de los mismos; y los efectos de la sobrecarga en la actividad de gobierno por la expansión de la participación política.
En este último aspecto, la sobrecarga de demandas al gobierno caracterizó la incidencia de los medios y planteó la “restauración del balance entre el gobierno y los medios de comunicación”. El supuesto fue que hay un creciente desequilibrio entre la distribución del poder y la distribución de la responsabilidad, y que el balance se ha inclinado demasiado en contra de los gobiernos. ¿El remedio?, dice el reporte: quienes han adquirido nuevo poder (como los medios) deben usarlo en forma responsable. “La prensa se ha hecho más poderosa y menos responsable, (por lo que) se requieren importantes medidas para restaurar un balance apropiado entre la prensa, el gobierno y las otras instituciones de la sociedad” (Comisión Trilateral, 1977, p. 391-393) citado por José Luis Exeni en http://www.eca.usp.br/departam/crp/cursos/posgrad/gestcorp/organicom/re_vista4/90.pdf (4-12-2011).
En el caso boliviano, desde la implantación del neoliberalismo (1985), se produjo un boom mediático privado: poco a poco surgieron poderosas cadenas televisivas; familias y políticos que amasaron su patrimonio mediático. (Hasta 2007 se registraron más de 1.000 medios masivos de información, según el docente de posgrado Fernando Andrade).
En términos generales, ese complejo mediático privado, desde 2006, tuvo un comportamiento que incidió —tanto en su función de alerta temprana de los conflictos como en su función de detonación— en la gobernabilidad.
Algunas muestras son que, en 2007, ciertas redes televisivas, cuyos propietarios provienen de la agroindustria cruceña, impulsaron una campaña contra la llegada del presidente Evo Morales a varias regiones del país. “Beni no quiere a Evo”, tituló por ejemplo Unitel en su noticiero el 9 de abril de 2007.
Otros canales impulsaron una campaña contra los ejecutivos de YPFB (el denominado caso Rugrats), que concluyó con el alejamiento de varios de ellos. En 2010, los medios tuvieron un rol esencial en la detonación de la subida de precios y escasez del azúcar, pollo y otros productos.
Recientemente, en la marcha por el Tipnis, varios medios privados se ratificaron como actores políticos, ya que espectacularizaron los reclamos y contribuyeron a aumentar la sobrecarga de demandas al Estado.
Es decir, desde 2006, varios medios privados apuntaron a la ingobernabilidad. Se entiende por gobernabilidad o governability a la calidad de Estado o la propiedad de ser gobernable (capaz de ser gobernado). Por su acepción contraria, la ingobernabilidad, en su versión conservadora, es vista como la “sobrecarga de demandas” o demandas excesivas de los ciudadanos (al gobierno), según el Diccionario de Política de Gianfranco Pasquino.
Por todo lo expresado, es relevante profundizar el análisis del comportamiento mediático y la gobernabilidad. La cumbre social prevista para los siguientes días puede ser uno de los escenarios para ese fin.
http://www.cambio.bo/noticia.php?fecha=2011-12-05&idn=59762
No hay comentarios:
Publicar un comentario