Especial
"Nos sentimos orgullosos con eso de ser sudacas", despectivo con que se trata a los oriundos de la región, principalmente en plazas laborales de Europa, dijo el profesor y periodista uruguayo venezolano Aram Aharonian al saludar, en declaraciones a la radio estatal de Bolivia (RPN), el advenimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que verá la luz en la cumbre que se celebra entre viernes y sábado en la capital de Venezuela.
Uno de los principales impulsores y fundador de la cadena paraestatal Telesur Aram Aharonian (AA) dijo, en un intenso diálogo con los periodistas Andrés Sallari y Ricardo Bajo, del programa Con Textos, que en Caracas se expedirá la partida de bautizo del ente supranacional que implicará a los países geográficamente situados más abajo del margen sur del río Bravo, lo que supone un cisma en la Organización de Estados Americanos (OEA).
"Muy contento por este viejo sueño de tener por lo menos un organismo de integración latinoamericano. Tenemos que estar todos contentos porque empezamos a construir. Esto no es el final de ninguna ruta sino el comienzo de una nueva, de una nueva conciencia de que los países latinoamericanos tenemos que ayudarnos entre nosotros para poder tener futuro; es una vieja lucha de la época de los libertadores, es una vieja lucha también de la izquierda latinoamericana, creo que por fin se está cristalizando y creo que tenemos que estar todos contentos", afirmó al dar paso a una entrevista telefónica que discurrió en los siguientes términos.
—¿Es parte esto que está ocurriendo, hoy en 2011, del viejo sueño de los independentistas americanos, es tan trascendente como eso lo que está por pasar en Caracas?
—En Europa, para poder hacer una Unión Europea, tuvieron dos guerras mundiales, millones de muertos, 4 mil años de historia; nosotros somos un poquito menos lentos quizás, no hemos tenido 50 millones de muertos en guerras fratricidas; pero también hemos tenido nuestros propios genocidios, una vieja historia de 500 años de divisiones para poder dominarnos, para poder sacarnos sangre, para poder expoliarnos. Y creo que llegó el momento. Más allá de cualquier diferencia ideológica entre los gobiernos de nuestras naciones, hay una meta común de que solos no podemos, y que necesitamos juntarnos para salir adelante buscando nuevas formas, nuevas arquitecturas, arquitecturas políticas, arquitecturas financieras, que hagan posible que cada vez tengamos sociedades un poco más justas, más equitativas; y creo que es una vieja lucha, una vieja reivindicación por la que murieron miles de nuestros compatriotas, es una vieja reivindicación que hoy parece que estamos a punto de dar a luz.
—A propósito de la propuesta del presidente de Ecuador, Rafael Correa, de sepultar la OEA, ¿tú crees que van a poder convivir la OEA y la Celac? ¿Cuál va a ser la reacción de Estados Unidos cuando se vea afuera de la Celac?
—La misma reacción que tuvo Estados Unidos cuando el Congreso Anfictiónico de Panamá. O sea, va a tratar de sabotear de todas formas —no la constitución de la Celac, que ya es casi un hecho— que esto tenga patas y empiece a caminar. Sin embargo, creo que necesitamos un foro panamericano donde podamos también conversar con Estados Unidos y Canadá, lo cual no quiere decir que sea un foro por encima de todas las naciones y donde las naciones latinoamericanas se sientan como un patio trasero de Estados Unidos.
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