"La guillotina tiene que ser filita para todos, no puede ser motosa para unos y filita para otros, hay que tenerla afilada para todos. Los que tienen que ir a la cárcel irán a la cárcel, a los que se tiene que investigar se tendrá que investigar", señaló.
"Este es un gobierno de transformación no solamente política, sino, también moral", enfatizó Quintana en respuesta a una campaña mediática que inició la oposición -dijo-, a través de los políticos conservadores y fugitivos de la justicia boliviana, Roger Pinto y Carlos Sánchez Berzaín, para relacionar al actual Gobierno con las actividades ilícitas del ex comandante de la Policía, Oscar Nina, investigado por vínculos con el narcotráfico.
A su juicio, esos "personajes siniestros" para la democracia boliviana aprovechan la coyuntura electoral que vive el país, que el 29 de marzo irá a las urnas para elegir a autoridades subnacionales, para introducir el argumento de que el Gobierno protege al narcotráfico.
"La versión del vínculo del Gobierno con el narcotráfico proviene de Sánchez Berzaín, el mayor criminal de la historia del país de los últimos 30 años, y proviene, por otro lado, de Roger Pinto, otro ladronzuelo que se escapó por no rendirle cuentas con la Justicia", fustigó el ministro.
También dijo que mientras la cadena estadounidense Univisión y la revista brasileña Veja echan lodo sobre Bolivia, organismos internacionales como la ONU destaca los logros del país en el combate a la corrupción y al narcotráfico.
La política es "caiga quien caiga" en la lucha contra esos males y "tenemos un gobierno que no permite encubrimiento ni impunidad", remarcó Quintana.
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