sábado, 21 de diciembre de 2013

100 años y más: del telégrafo al TKSAT-1

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Por Coco Cuba

    La Paz, 20 dic (ABI).- Dicen que por falta de una red de telégrafo de hilos que comunique los centros poblados de Bolivia con sus puertos en el Pacífico, el gobierno de Hilarión Daza no se enteró, sino días después, del asalto de las tropas chilenas al entonces puerto boliviano de Antofagasta. Corrían los últimos días de febrero y los primeros de marzo de 1879.

   La noticia del desembarco de las tropas chilenas al mando del coronel Sotomayor, el que intimó la rendición de Antofagasta, viajó, vía chasqui (correo humano), hasta la ciudad peruana de Tacna, desde donde, vía telégrafo, llegó a manos de Daza en el Palacio Quemado en 1875.

    Bolivia era, esos días, una república de aldeas, donde el visionario Lucio Pérez Velasco instaló, como una década más tarde del cercenamiento territorial más doloroso de la historia nacional, el primer sistema de iluminación pública, en base de hornacinas a queroseno que un funcionario, munido de una antorcha, encendía todos los días hacia las 7 de la noche, apenas háyase ocultado el sol.

    'Las 10 y serenooo', retumbaba en las calles de La Paz como única oposición al silencio de sepulcro. Poco después, el mismo Pérez Velasco puso en marcha el primer motor, de industria inglesa, para dotar de energía eléctrica a los habitantes de la sede itinerante aún del Gobierno de Bolivia.

    A finales del siglo XIX, el presidente Aniceto Arce comenzó a comunicar Bolivia en base de un sistema de ferrocarriles, con base en las minas andinas, próspero empresario minero con intereses en Chile finalmente.

    De 1903 data la llegada del primer automóvil a Bolivia.

    Para ese tiempo, de caminos poco y nada, tanto así que el Ejército boliviano de defensa del Acre, a la cabeza de José Manuel Pando, llegó extemporáneamente a la zona de la guerra de la goma (1899-1903) que a Brasil le valió incluir a su jurisdicción casi medio millón de km2 en el norte de Bolivia. Cuando tronó el clarín boliviano, los bandeirantes (frontera viviente, donde avanza un bandeirante brasileño avanza Brasil) ya vivían en casa.

    Los liberales del 1900, que buscaban la modernización del país, extendieron, hasta bien entrada la década de los '20 del siglo XX, la red de telégrafos,  llevándola incluso al suroeste y sudeste del país y ampliaron la red ferroviaria.

    El primer medio de comunicación propiamente dicho se fundó durante la guerra del Chaco con Paraguay (1932-35). Radio Illimani fue instalada para sentar la posición boliviana ante la Liga de Naciones, predecesora de NNUU, y comunicar el gobierno de Daniel Salamanca y el Estado Mayor del Ejército con el escenario de la conflagración.

    En los años 40 llegó a La Paz el teléfono de cable. Albricias.

    Desde entonces hasta 1976, cuando el dictador Hugo Banzer mandó a instalar la estación terrena de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), cerca de las ruinas de Tiawanacu, Bolivia se comunicó por medio del telégrafo, dos radiofrecuencias de teléfono, controladas por la Dirección de Telecomunicaciones Rurales (DITER) y los infaltables e imprescindibles radioaficionados.

   Bien entrados los '80, cuando Estados Unidos ya había desarrollado, para su estructura militar, la telefonía celular y la Internet, ENTEL aún ofrecía a los bolivianos de las ciudades principales e intermedias los radiogramas de felicitación. A 20 centavos de Peso Boliviano la palabra, los compradores mandaban mensajes sin artículos ni preposiciones en frases contrahechas plagadas de puntos y guiones: 'Mando-familia-Monasterios-amor-Navidad-Año-Nuevo. Todo-bien-familia-La Paz. Nati-embarazada-parto-abril-giro-330-BS-pronto'.

    Llegar a las oficinas de DITER en La Paz representaba una romería hasta que se desocuparen los operadores.

    -Hola San Ramón. Aquí La Paz. Familia Salvatierra. Cambio.

    -Buenas noches. Aquí San Ramón. Escucho. Cambio.

    -Aquí La Paz: Familia Salvatierra quiere comunicar a su pariente Jesús Basto, que vive en la calle El Jacarandá, lado del Totaí, número 5. Volveremos a llamar a 11 de la noche. Urgente. Médico dice que Carmelo está grave. Tiene paludismo. Cambio.

?.Aquí San Ramón: Copiado. Favor repetir en cifrado enfermedad. Cambio.

    -Aquí La Paz. ¡Paludismo!. Pe de papa. A de araña. Ele de leche. De de dedo, I de imán?. Cambio.

    Entendido: Budismo. Vamos a casa del Jacarandá.

    En casos de ausencia de un puesto de DITER, la salida era el radioaficionado de la esquina.

    En medio de una luz mortecina, el somnoliento radioaficionado, por lo general un altruista jubilado dotado de un finísimo oído, se ponía al frente de un 'sofisticado' equipo de radio de onda larga y atendía el pedido. Tanteaba, de entrada, la  operación de un colega que a esas horas de la noche se mantenía al pie del cañón, es decir tenía el equipo encendido en cualquier remoto punto del país.

    -Aquí La Paz. RPQ-3. Me copia alguien cerca de Santa Ana. Cambio.

    Interminables e insondables minutos. Del otro lado nada más que un chisporroteo y ruido de banda vacía.

    - Aquí La Paz. RPQ-3. Me copia alguien de Rurrenabaque?

    Inaudible para el común de los cristiano.  Se escucha algo parecido a una voz:

    -Aquí RPQ 17. Cambio?.

    Una década y pico más tarde mientras las telefónicas cooperativas divulgaban los beneficios de su tercera y cuarta ampliación, apareció la alquimia de las comunicaciones. Unos mamotretos, lo más parecido a un ladrillo gambote sin conexión de cable, desde el que se podía hablar a otro aparato similar. Una factura de mes, por ese servicio en manos de privados, podía rayar, fácilmente, en 1.000 dólares.

    Los famosos celulares, no más de 5.000 en toda Bolivia, los años '90, tenían conexión con el mundo todo.

   A fines de la década de los '90, el Internet era privilegio de uno de cada 100 bolivianos.

    La masificación de ambos servicios llegaría luego que ENTEL volviera a manos del Estado en 2006.

    El primer satélite boliviano Túpac Katari (TKSAT-1) fue lanzado este 20 de diciembre de 2013 desde la base aeroespacial de Xichang. Hacia las 16h00 de este viernes terminó del orbitar a 36.000 km de la Tierra en la Línea del Ecuador.

    El TKSAT-1 conectará entre sí los 337 municipios y todos los confines de Bolivia y podrá brindar telecomunicaciones a los países vecinos. De hecho la vecina Paraguay anticipó que quiere alquilar.

    Su principal motor, el presidente indígena Evo Morales dijo que los 3 millones de bolivianos en áreas rurales a donde no llegaba la radio, la TV, el teléfono y mucho menos la Internet y el resto de los 7 millones de compatriotas no volverán, nunca más, al oscurantismo a que fueron sometidos en los pasados 187 años.
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