martes, 7 de mayo de 2013

La "Alianza para el progreso" y USAID

Por Luis Oporto Ordóñez - Tomado de fOROBolivia

La Alianza para el Progreso, una de los programas de ‘ayuda’ al pueblo boliviano. Como parte de esa ayuda, se envió a Bolivia harina, leche, mantequilla y otros alimentos, que se los distribuía por medio de la iglesia boliviana a las familias más necesitadas.
 
En ese ínterin, llegaron los instructores de élite de EEUU, aquellos que fueron fogueados en Vietnam para aplastar a la guerrilla del Comandante Erneste Che Guevara. Con ellos llegó la CIA encarnada en sus agentes cubanos. ¿Quién puede olvidar a Félix Rodríguez?
 
Luego llegaron los muchachos del ‘Cuerpo de Paz’, que optaban por este destino huyendo de Vietnam, para trabajar en comunidades indígenas a lo largo y ancho del territorio nacional.
 
Le tocó el turno al extinto PL-480, que facultaba la donación de trigo americano para la elaboración de pan de batalla. El trigo que solía permanecer durante meses en los puertos de Chile, al llegar a Bolivia se monetizaba y esos recursos eran dispuestos a proyectos de diversa naturaleza, igualmente a lo largo y ancho del territorio  nacional.
 
Más tarde, USAID, se enseñoreó a la manera de un Virrey, disponiendo recursos a manos rotas. La cifra fue revelada hace días y supera los 2 mil millones de dólares en todos los años de permanencia en Bolivia.
 
A estos contingentes hay que sumar los muchachos de los programas de doctorado Fullbright.
 
Como podemos ver, no es poco lo que hizo EEUU para movilizar contingentes humanos y recursos económicos a la ‘necesitada’ Bolivia, cuya economía hundió como resultado de la II Guerra Mundial, al sumar como ‘aliado’ al gobierno del Gral. Enrique Peñaranda, a condición de venderle el estaño boliviano a precio de gallina muerta. De manera perversa EEUU usó ese mismo estaño para formar el Buffer Stock o Stock Pile, que usó cada vez que las materia prima levantaba cabeza en el mercado internacional.
 
En el fondo todos esos planes de ‘ayuda’ formaba parte del plan estratégico de EEUU para detener el avance ‘comunista’ en Bolivia en particular y América Latina en general. Para nadie es un secreto que desde los muchachos del PL-480, pasando por todos los funcionarios diplomáticos, hasta los becarios de postgrado, tenían la obligación de enviar informes a EEUU, y no debemos engañarnos, no eran cualquier tipo de informe, sino de inteligencia.
 
Los Cuerpos de Paz salieron con ignominia al descubrirse sus oscuros propósitos, denunciados como fueron con planes macabros de control de natalidad. Espero que la Cinemateca reponga la célebre cinta ¡Fuera de Aquí! que se ocupa de este tema negro en la historia de la dominación imperialista.
 
El PL-480 provocó la destrucción de la producción triguera boliviana, pero lo que es peor, diseñó el modelo de desarrollo boliviano, al disponer desde esa oficina dependiente de EEUU, los recursos monetizados. Desde carreteras hasta publicación de libros financió el PL-480. ¿Recuerdan el emblemático estudio de Louis Girault sobre la Medicina Kallawaya? Pues esa obra fue financiada por esa oficina.
 
Cuando el gobierno decidió cerrar esta oficina, la misma gente que escribe a favor de EEUU auguró la hambruna para Bolivia. Y, ahora, lo que tenemos es un avance cada vez más sostenido a la seguridad alimentaria.
 
USAID era parte de ese plan. USAID financió  proyectos de desarrollo, definidos por EEUU, pero también financió operaciones que sólo ellos saben su propósito. No podemos pecar de ingenuos para pedir transparencia a una entidad que es responsable de buena parte del aparato de inteligencia de EEUU.
 
No amigos, USAID no era trigo limpio, como no lo fue la ayuda de la Alianza para el Progreso.
 
Seríamos agradecidos todos los bolivianos, incluyendo al que escribe estas líneas, si la ayuda hubiera sido sin condiciones y dispuesta de manera generosa, pero lo que se hizo fue algo perverso, pues a cambio de esa ayuda, dominaron a los gobiernos de Bolivia, para combatir el supuesto comunismo, pero en el fondo lo que deseaban y lo lograron durante largas décadas, querían tener control de nuestras materias primas.
 
Saludos,
 
Luis Oporto Ordóñez