Destacados periodistas como Ignacio Ramonet, el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel y entidades como ALER apoyan la democractización de la comunicación.
Organizaciones de prensa, periodistas, activistas de derechos humanos y personalidades como el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel respaldan la democratización de la comunicación en el mundo y repudian la impostura de la SIP contra esa iniciativa, con el argumento de supuesto atentado a la libertad de expresión.
El pronunciamiento es a propósito de las conclusiones de la 68 Asamblea de la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP), que se celebró en Sao Paulo, Brasil. La SIP agrupa a propietarios y empresarios de los medios de difusión, que en países progresistas como Bolivia atacan las políticas de cambio.
El argentino Pérez Esquivel, el destacado periodista francés Ignacio Ramonet, directores de medios de difusión, como El Telégrafo, de Ecuador, la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), entre otros, consideran que la reunión de este ‘cartel’, como llaman a la SIP, es para cerrar filas contra la democratización de la comunicación, que se impulsa en América Latina y otras regiones.
“En Sao Paulo se busca armar un nuevo episodio de la campaña emprendida por este cartel para señalar que su poder acumulado es intocable; esto es, que toda iniciativa que propicie una mayor diversidad y pluralidad en el mundo mediático debe ser condenada por atentar a la libertad de expresión, obviamente, una prerrogativa suya”, señala el comunicado.
El pronunciamiento, al que se suman la Asociación de Prensa de Santa Fe (Argentina), la Asociación de Prensa de Tucumán, el director de Telesur y destacados periodistas bolivianos como Sandra Aliaga y José Luis Exeni, critica a la SIP de oponerse a la regulación “bajo la premisa de que la mejor ley es la que no existe”.
Estos sectores de comunicadores, periodistas y representantes de entidades de prensa y otros, de México, España, Francia, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Guatemala, Perú, Nicaragua, Brasil, Chile, Estados Unidos, Panamá, Costa Rica, entre otros, apuntan que esta posición de la SIP es movida por intereses “eminentemente comerciales”.
“Con los vientos de cambio que soplan en nuestra región (…) Lo que se torna cada vez más evidente es que padecemos de un sistema mediático en el que predominan grupos familiares que concentran y monopolizan el sector, orgánicamente articulados al conjunto de poderes fácticos, imbuidos de un alto criterio patrimonialista”, apunta el pronunciamiento.