Por Fortunato Esquivel
El
 gobierno de Evo Morales, acaba de solucionar el conflicto salarial 
planteado por la Asociación de Clases y Suboficiales de la Policía 
boliviana, es decir, por el sector menos favorecido de esta institución 
encargada de la seguridad interna del Estado. El acuerdo, tendrá aún 
periodo de discusiones, hasta conseguir plena satisfacción de los 
desatendidos desde gobiernos neoliberales.
Los
 policías exigieron, nivelación a los salarios recibidos por los 
militares, lo que hubiera significado un severo desequilibrio a las 
finanzas y el presupuesto general de la nación. En la población, hubo 
reconocimiento para que estos recibieran un mejor trato económico, pero 
total desacuerdo en los métodos empleados para ello.
El conflicto comenzó con peticiones a cargo de las esposas de policías y posteriormente, los uniformados se sumaron declarando “motín policial”.
 Se asaltaron edificios de la propia institución, se destruyeron 
documentos sensibles relacionados a los procesos que se siguen a 
policías corruptos. Se destrozaron computadoras y se incendiaron las 
pruebas referidos a ellos.
Durante
 los días de conflicto, los grupos de amotinados actuaron cubiertos de 
pasamontañas para no ser reconocidos. Las autoridades de gobierno, 
denunciaron que entre ellos existían expulsados de la institución por 
graves faltas de corrupción, otros militantes de partidos políticos de 
derecha que intentaban promocionar un golpe de Estado para provocar el 
cambio de gobierno.
Aunque
 las autoridades, estuvieron dispuestas a las negociaciones, algunos 
sectores de amotinados que actuaban armados, desecharon consecutivamente
 las soluciones presentadas, a la espera de enlazar su movimiento con 
una marcha de indígenas que avanzaba desde las tierras bajas hacia la 
sede de gobierno. El dirigente de éstos había anticipado que a su 
llegada, la marcha tendría una “sorpresita” para los gobernantes.
Aparentemente,
 se trataba de sumar esa marcha al motín policial. Los partidos de 
derecha se encontraban agazapados, esperando la hora para actuar 
conjuntamente y promocionar el derrocamiento de Evo Morales. Una 
oportuna solución al conflicto policial, abierto con el desconocimiento 
de los negociadores que impedían soluciones, desbarató el plan 
subversivo.
La
 marcha indígena que traía una “sorpresita” quedó sin el apoyo de los 
amotinados y los políticos “gatos sagaces” en estas acciones se vieron 
desamparados, por lo que el proceso subversivo quedó sin base y tuvo que
 postergar sus intencionalidades, hasta una próxima ocasión.
¿Qué
 lecciones, se deben sacar de esta nueva acción, parecida al golpe 
cívico-prefectural de 2008?, por lo menos dos. Una que la policía está 
infiltrada desde hace mucho tiempo por la embajada norteamericana y los 
partidos de derecha. La policía mostró que tiene elementos contrarios al
 gobierno con actitudes tremendamente racistas y dos, que la policía 
precisa una cirugía muy profunda para reorganizarla, renovarla y 
actualizarla.
Un
 sector absolutamente profesional de la policía, mantuvo sus labores de 
vigilancia y seguridad, en tanto que algunos grupos de “contras”
 se dedicaban a insultar al primer mandatario, mientras actuaban con 
métodos delincuenciales destrozando sus propios materiales de trabajo en
 los edificios de su institución. Estos grupos marginales, exigen ahora 
que entre los acuerdos se los excluya de sanciones por sus acciones.
Los
 partidos políticos de derecha, actuaron desde las sombras, financiando a
 los violentos contribuyendo con parte de su militancia encapuchada para
 evitar su reconocimiento. Aunque el griterío incluía estribillos como 
¡no tenemos miedo, carajo! Actuaban sin mostrar su identidad.
¿De
 dónde vino el financiamiento para éstos? Es fácil suponerlo. Hace poco,
 el administrador adjunto para América Latina y el Caribe de la Agencia 
Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid), Mark 
Feierstein, manifestó sin escrúpulos que Washington prioriza su apoyo a 
los partidos opositores que luchan por la democracia a la 
norteamericana.
Esta
 admisión es una clara prueba que Estados Unidos está dispuesto a 
financiar a esos grupos subversivos que buscan la desestabilización de 
los gobiernos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América 
(ALBA), un mecanismo que funciona desde 2004 a la búsqueda de la 
integración económica, política y social de sus naciones afiliadas.
Feierstein no tuvo dificultades a la hora de confirmar que  la Casa Blanca, mantiene estrecha relación y entrega fondos a los partidos políticos antigubernamentales de Cuba, Venezuela, Bolivia,
 Ecuador y Nicaragua. ¿Los montos? Se los mantuvo en reserva. Pero en lo
 que se refiere a nuestro país, ya se puede imaginar quiénes los están 
recibiendo y cómo los gastan.
Las
 declaraciones de Feierstein, confirman las denuncias que los gobiernos 
progresistas de América Latina, han realizado reiteradamente contra la 
Usaid y sus programas de carácter absolutamente subversivos. Evo 
Morales, había anunciado su intención de expulsarla de Bolivia, pero 
luego dio marcha atrás. Los actos conspirativos de los días pasados 
deberían obligarle a asumir esa decisión, pues lo contrario podría 
comprometer su derrocamiento.
//////// SCZ 29/06/12
Tomado de ForoBolivia 


